En medio de un final de curso trepidante, como suele serlo si eres profesor y si, además, tu hijo acaba 2º de bachillerato y selectividad, y tiene que empezar un proceso de preinscripciones en internet del que podríamos hablar otro día (porque es verdad que aparentemente el trámite online facilita las cosas, pero también es cierto que si optas a más de una comunidad, te enfrentas a un calvario de portales de acceso diferentes, algunos realmente oscuros, aptos solo para gente con mucha paciencia y mucho tiempo, donde encuentras desajustes como que para el mismo Grado, las comunidades autónomas no se ponen de acuerdo en qué asignaturas ponderan, o cómo se presentan los documentos, y ya ni hablamos de las dificultades para acceder a estudios que consideran el castellano como idioma cooficial y piden un B2 certificado y un largo etcétera de contradicciones y exigencias que no vienen al caso), en medio de todo esto, digo, me gustaría hablar de la gente que se presta. Me explico. Todos conocemos en la familia, en el trabajo, en la sociedad, a gente que se ofrece a ayudar si hace falta. Los ingleses tienen una palabra que me encanta "helpful" que no es muy traducible porque "lleno de ayuda" no creo que equivalga a "servicial" o "útil". Me gusta más la expresión "echar una mano" para referirme a la diferencia entre los que están ahí para brindar apoyo incondicional a cambio de nada y aquellos que lo hacen para conseguir protagonismo. Adoro a los primeros y me considero realmente afortunada por tener a mucha gente así a mi alrededor, pero veo a esos otros que por salir en la foto se meten hasta en los charcos consiguiendo el efecto contrario, es decir, acaban entorpeciendo y dando trabajo. ¡Ay, los egos! No quiero hablar ahora de ellos. Quiero romper una lanza en favor de la humanidad a la que tanto criticamos constantemente por egoísta y rastrera. Porque esa imagen no recoge a todos los que hacen suya la causa de los demás y por sentido de la justicia, del amor o la lealtad ponen a disposición del resto todo su esfuerzo y entrega. Gracias a todos. Si la política se llenara de esta gente, otro gallo nos cantaría. Pero hablábamos de gente desinteresada ¿no?

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