Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Barbería en la calle.

Barbería en la calle.

Siempre se ha dicho que para ganarse la vida hay que tener disposición, desparpajo y, sobre todo, preparación y la agudeza necesaria para saber sobrevivir. Porque esto de la subsistencia, del aguante, se tiene y se mantiene desde que nacemos hasta que morimos. Cuando nuestros padres dejan de subvencionarnos tanto en casa como fuera de ella, si no tenemos las ideas muy claras de cómo salir adelante nos encontraremos ante un muro que en función de nuestras capacidades y ambiciones será más o menos alto. Y claro, ante todo esto uno se pregunta cómo se puede ganar la vida cualquier porteño de a pie en los convulsos tiempos que corren. Hasta no hace mucho la mayor parte de nuestra gente vivía de la industria vinatera y bodeguera, así como de la pesca tradicional y todas las profesiones que giraban en torno a la misma. Pero todo eso ya es historia pasada. Lo del turismo, al ser una plaza con sol y playas garantizados durante un buen puñado de días en el año, ha ido “in crescendo” hasta convertirse El Puerto en una ciudad de avalanchas estacionales predecibles ya que su naturaleza está vinculada exclusivamente al verano. Lo de desestacionalizar todavía no ha calado lo suficiente entre nosotros, tan sólo lo ha sabido aplicar y con éxito notable el joven italiano de los helados de la calle Luna, y la familia Salguero con sus exquisitos y finos churros. Porque eso de promocionar fuera de temporada nuestro incuestionable pasado patrimonial, histórico, literario y/o monumental, parece que todavía ha de esperar un tiempo. Curiosamente y a propósito de saber ganarse la vida, hace unos días de paso que iba por la zona de Crevillet, más concretamente por la calle Churruca, me di de bruces con una escena pintoresca donde las haya en estos días y por estos lares. Habían cortado la luz en el barrio por cuestiones de mantenimiento de la eléctrica de turno, y como buen sobreviviente que tiene además de comer que cumplir con sus obligaciones de pago mensuales, el peluquero del distrito, “FreeSoul, Barbería y Peluquería”, ni corto ni perezoso se echó a la calle con sus bártulos de fígaro y siguió trabajando a la luz del día para seguir ganándose la vida. Indudablemente hay gente en El Puerto que sabe bien de qué va la cosa.

manolomorillo@hotmal.com

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