Los datos del mes de abril confirman la aceleración de la senda al alza de la inflación, impulsada por el fuerte repunte de los precios de la energía tras su desplome en el mismo periodo de 2020 y el encarecimiento de los alimentos. Adicionalmente, los mayores precios de las materias primas (tanto agrícolas como metales básicos), la escasez de suministros de bienes intermedios como los semiconductores y el incremento de los costes del transporte están aumentando las tensiones inflacionistas.

En Alemania la inflación alcanza un 2,0%, su mayor nivel en los últimos 2 años, mientras que en España se sitúa en máximos desde octubre de 2018 (2,2%). En el caso de EEUU (4,2%) no se observaba una tasa tan elevada desde septiembre de 2008.

A pesar de esta evolución, tanto la Fed como el BCE proyectan que la tendencia al alza de la inflación sea de carácter transitorio ante un escenario a medio y largo plazo en el que previsiblemente persistirán los factores que presionaban a la baja los precios: envejecimiento de la población, globalización y digitalización, entre otros.