Análisis

José Joaquín León

Frenazo por falta de recursos

El Cádiz ofreció una mala versión, con pocas ideas y sin capacidad ofensiva

Derrota impropia de un equipo que aspira al ascenso. El Cádiz ofreció en Elche una mala versión, con pocas ideas y sin capacidad ofensiva, a pesar de que era el segundo equipo más goleador de la categoría y de que jugaron 55 minutos con un jugador más. El Elche no creó peligro, pero aprovechó una falta pésimamente defendida que Dani Calvo convirtió en gol. Jugando a contra estilo, desesperado frente a un Elche encerrado, el Cádiz expuso sus limitaciones. Una pena, porque en la plantilla hay jugadores para ganar partidos como el de ayer.

En Elche apostó Álvaro Cervera por alinear juntos a Querol, Machís, Jairo y Manu Vallejo, cuatro futbolistas que pueden intercambiarse en las posiciones de ataque. También por mantener la zona de atrás igual, con el apoyo de Edu Ramos y José Mari en el doble pivote. Es decir, un equipo para jugar a balones largos. Primer problema, porque el Elche conoce bien al Cádiz. Pacheta, su entrenador, había advertido que ganarían el partido si cumplían el guión.

El Cádiz salió demasiado conservador ante ese Elche precavido. Pudo marcar Kecojevic, a poco de empezar, y quizás hubiera cambiado el partido. Sin embargo, no fue así. El juego discurría con respeto y sin peligro, con el propósito compartido de no encajar, con pinta de cero a cero, a no ser que alguien metiera la pata. Y la metieron.

La jugada determinante llegó apenas rebasada la media hora, sin grandes cosas que comentar. Querol fue el inoportuno protagonista. Primero con una falta en zona de peligro, discutible por dudosa, pero a todas luces innecesaria. Para colmo, falló en el despeje, con una patada al aire, y el balón le llegó a Dani Calvo que lanzó un chupinazo enorme. Antes se decía que el balón entró como un obús.

Sin méritos de los dos equipos, ya había uno, el Elche, que se ponía en ventaja. La noche estaba cargada de trampas. A falta de seis minutos para el descanso, el árbitro Soto Grado expulsó a Juan Cruz por una entrada salvaje a Rober Correa. Se quedaba el Cádiz con uno más, por debajo en el marcador, y con la obligación de remontar a un equipo encerrado.

Tras el descanso, entraron Aketxe y Salvi en sustitución de Rober Correa (que tenía una tarjeta y muchas papeletas para otra) y Querol (desafortunado en la jugada del gol ilicitano). Cambios lógicos para dominar. Después se sumó otro cambio a lo Cervera, cuando dispuso la entrada Álex por Matos para jugar sin laterales y con muchos centrocampistas.

El Cádiz, que habitualmente suele desaprovechar los partidos en esas circunstancias, se embarullaba con el balón. Dominaba por inercia, pero sin crear jugadas claras de gol. El Elche se encerraba para defender su tesoro. Para el último cuarto de hora, a Cervera se le ocurrió adelantar a Kecojevic, como hacen en el Barça con Piqué a la desesperada y antaño con Alexanko. A ver si el largo pesca algo, de palomero, por casualidad. El central adelantado lo intentó y hasta envió un remate, pero no estaba la noche para nada.

Frenazo chungo, porque había una oportunidad para asentarse arriba y acercarse a lo más alto. Al menos que sirva de reflexión para no repetir errores.

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