Hoy doy una larga cambiada y aparco de momento el vía crucis que venimos padeciendo. Bastante tiene cada uno con soportarse y admitir que esto no ha hecho más que empezar, porque lo gordo vendrá después, cuando todos asimilemos que deberemos permanecer en estado de alerta permanente. La cosa va hoy, como dice el titular, de freír un huevo. Complicada tarea dados los tiempos que corren.

En los tiempos machistas del imperio, cuando las clases medias estaban obligadas a navegar entre dos aguas; cuando las señoritas casaderas aún soñaban con lecciones de piano a domicilio y el príncipe azul para redimir todas sus estrecheces; cuando las más realistas se dieron cuenta de que había que abrirse paso a base de inteligencia y esfuerzo, y empezaron a desterrar el filtiré y los bordados al realce, las que podían inundaron las Escuelas de Magisterio, las Facultades de Medicina, de Derecho, de Ciencias Exactas o las de Filosofía y Letras, las que no, la taquimecanografía supuso una salida por encima de las que tenían que conformarse con ser dependientas, entre las cuales, y en todos los sectores del comercio, llegaron a cotas no superadas por los del género masculino que, como es sabido, siempre ha habido mucho mastuerzo suelto. Pero iba, a lo de freír un huevo. 

Como prendida en el aire, flotaba siempre el mismo retintín con carácter despectivo dirigido a la presunto novio: "¿Te vas a casar con esa’ que no sabe ni freír un huevo?". Esto siempre lo decían las tías solteronas; ¡Ay, si aquellas arpías hubieran sabido lo que hoy hay que saber para conseguirlo! Dirían: ¡Sabe hasta freír un huevo! Admirativamente hablando, claro.

Se necesitan los mismos cinco elementos: el huevo, el aceite, la satén, la espumadera y la energía, ¡pero ahí empiezan la complejidad y la necesidad de unos conocimientos que no están al alcance de cualquiera.¡El huevo! ¿De gallina en libertad o enjaulada, alimentada con trigo y maíz o con pienso compuesto; con o sin remordimiento de que se esté cometiendo un cruel animalismo si se considera el huevo como aborto? ¡Terrible cargo de conciencia! Del aceite, otro tanto: ¿de girasol, de oliva suave, intenso, virgen, extra, andaluz, de importación, de arbequina, de picual, cornicabra, empeltre…? La sartén. Mire usted que ahí también se la juega porque el surtido es inmenso: de acero inoxidable, de  aluminio, de cerámica, de hierro fundido… ¿De las llamadas antiadherentes? Porque a toda costa habrá que elegir entre las llamadas no tóxicas, que son aquellas que se fabrican evitando materiales como el aluminio, el PFOA, PTFE, el teflón y el plomo. ¿Se va entendiendo la complejidad del asunto?

Lo de las espumaderas, si se tiene asimilado lo anterior con las sartenes, solo se necesita elegir bien el tipo: tipo wok, araña, perforada, rejilla… ¿Pero qué me dice de la energía? Porque dada su fuente así seremos, o no, respetuosos con el medio ambiente: eólica, solar, hidráulica, fuel-oil, carbón, nuclear…

¡Pues no se necesita afinar hoy en día para freír un huevo! Mayor preparación y más responsabilidad que para entrar en política.

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