Queridos lectores, queridos carnavaleros, ustedes me van a perdonar pero el Carnaval ya no tiene sentido. En los tiempos actuales es una fiesta absurda y caduca.

Verán ustedes. Una de las razones de ser del Carnaval era para poder hablar más o menos veladamente de sexo, de calenturas hormonales o para decir alguna que otra 'picardía'. Bueno, pues miren cualquier programa de televisión y comprobarán como la más fina de las señoritas tertulianas dice unas cosas que pondrían colorado al Carota, al Chimenea, a Fletilla y a los tres juntos.

Otro motivo del Carnaval era el disfraz. Vestir durante unos días de una manera disparatada. Pues bien, miren a su alrededor y verán a cientos de muchachos y muchachas peinados con crestas coloradas, pantalones cagados y anillos en orejas, narices y labios ( de arriba y de abajo). ¿Para qué vamos a esperar al Carnaval?

También servían las fiestas de Carnaval para atacar al poder, criticar al Gobierno y reirse de la autoridad. Muy bien. Pues eso hoy lo hace cualquiera sin tener que esperar a que llegue Carnaval. Después de oir en el Congreso a Rufián o a Tardá, después de oir las barbaridades del caricato Toledo, ¿qué van a decir nuestros autores carnavalescos?

Pues este Carnaval absurdo y sin sentido es el que tenemos en Cádiz. Media población pendiente de las agrupaciones y disfraces para ver y oir lo mismo que tenemos durante todo el año.

¿Cuándo acaba esto?

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