Conversar y recrearse en y con la palabra es una costumbre muy española que se remonta al reinado de Felipe IV, al que entre otros sobrenombres se le denominó también como el 'Rey Planeta'. No obstante pasó a la historia como hombre de gran cultura y mecenas de las artes. Pero no se quedó ahí este rey con cara de pasmarote porque también puso de moda entre los distinguidos de la época reunirse para comentar las obras del teólogo Quinto Septimio Florente Tertuliano, considerado como uno de los Padres de la Iglesia y de los mayores eruditos del cristianismo de su época. Deducirán ustedes que faltó tiempo para que a aquellas reuniones que se realizaban alrededor de la obra de Tertuliano se las comenzase a conocer como 'tertulias' y, evidentemente, a sus participantes con el nombre de 'tertulianos'.

Aquí en El Puerto aunque no lo parezca, también hemos tenido, tenemos y espero que nunca se llegue a perder la buena costumbre de intercambiar pareceres ya sean literarios o teatrales, o sobre la historia local, o pareceres sobre el amor, la vida y la muerte en este caso a través del cante flamenco, ese que dicen que es de los más puros que una garganta puede sugerir reclinada entre melismas y vibratos.

A finales de este mes de enero de 2019 se cumplirán 58 años del nacimiento de MEDUSA, Agrupación Cultural Portuense nacida a principios de la década de los 60 del siglo pasado desde las entrañas de la propia desidia innata de la que la sociedad portuense hace gala en distintos periodos de su historia reciente. Ya por aquella época se encargaba de la comisión de prensa el polifacético pintor y poeta Rafael Esteban Poullet que, una vez desaparecida la Agrupación del celentéreo poco tardó en contribuir al nacimiento primero en Jerez para más tarde continuar en El Puerto de la aún muy viva después de casi 40 años Tertulia de 'El Ermitaño', la cual sigue proponiendo la sana costumbre de hacer del coloquio sobre la aventura imaginaria, sombra de palabras. Y todo gracias a las inquietudes que un día desparramó un 'Rey Pasmado' con las particulares facciones de su enjuto rostro.