Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Dicen mis hijos que cuando hago fotos con el móvil no enfoco bien y esto suele ser motivo de risas. Tienen razón. Además, no atiendo cuando me lo explican. Será porque estoy un poco saturada de tanto aprender, a pesar de que nada me gusta más que los retos de nuevos aprendizajes. Pero claro, quien mucho abarca… Para consolarme, me digo que para eso están los fotógrafos.

A nuestro querido país le está pasando lo que a mí. No vemos claro qué ocurre debido a tanto enfoque-desenfoque distinto como ofrecen los partidos y grupos a los problemas cotidianos emergentes.

A la única conclusión que llegamos todos es a que hay demasiados mandando, demasiados partidos y demasiados grupos interviniendo. Demasiados sueldos en tiempos de crisis para las inutilidades que, en nombre de la razón desenfocada, arrojan a la calle, incapaces de dar soluciones acordadas, aclaratorias y útiles.

La diferencia con mis fotos horrendas es que esta situación no hace reír a nadie. A lo más, llorar desesperados porque han vuelto a morir abuelos en una de las residencias de ancianos donde leíamos hace menos de un año. Y todo mi grupo lector coincide en que era un privilegio poderles acercar buena literatura que agradecían con su mejor sonrisa. Llorar, por las clases de los compañeros afectadas por Covid y saber que no puedo echarles una mano. Llorar, porque creí que iban a venir los nietos en el puente y luego, me cuentan que ya no pueden. Y ahora, otra vez, pueden. Y si esto no es para volvernos locos, que baje Dios y lo vea. Llorar porque las ONG padecen ante el miedo a no poder responder a las necesidades de dentro y fuera del país por la incertidumbre creada. Y piden socios que aporten lo que puedan para continuar con su trabajo desinteresado pero imprescindible para tantos.

Más vale cambiar este pesimismo...

¿Qué podemos hacer por el país? ¿Qué, por este mundo confundido? De momento repartiremos los sobres informativos de Manos Unidas a colegios e institutos, con la nueva forma de trabajar la solidaridad en estos tiempos difíciles.

Tratemos de arrimar el hombro donde nos permitan hacerlo.

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