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Análisis

Enrique Montiel

Despedidas

Por lo menos cuatro nombres nuevos deberá tener el callejero de la ciudad

Vete, octubre, hasta el final de luto… Este endecasílabo resumiría el conjunto de las pérdidas. A las despedidas de Ángel Torres Aleu y Pepe Oneto Revuelta hay añadir las de José Martínez Pepiño y de Pascual O'Odogherty… Demasiadas despedidas, demasiados grandes cañaíllas se han ido. Lo pensaba oyendo las palabras interiores que el P. Galán pronunciara en el tanatorio isleño ante el ataúd de Pepiño, el pintor que se fue a París para volver con su nostalgia invencible de la ciudad a la que vino con sus padres -desde Ferrol- a los tres años. Pensaba yo en el silencio del responsorio, si González Barba estuviera con nosotros, qué gran pérdida siempre para la Cultura y la Ciudad Pepe González Barba, haría diez años que se hubiera inaugurado una gran exposición antológica de José Martínez Pepiño. La Isla habría contemplado lo que sin duda había sido una gran historia de amor de un pintor para con el paisaje de la ciudad. El Arte exhuma lo mejor del corazón del hombre, extrae el jugo del amor a la belleza, descubre las imágenes ocultas en las rutinas de lo cotidiano. Increíble el salto entre las primeras noticias de Pepiño y el momento de la despedida del pasado viernes. Formaba parte de aquel grupo estupendo de cañaíllas entusiastas, amantes de la Cultura, el Arte y la Libertad. Eran, ya decía, los José González Barba, Juan García Cubillana, Germán Caos, Antonio González Muños, Fernando Miranda, Alberto Otero, Alberto Orte Lledó, Alberto Agudo Luengo, muchos otros, voluntariosos, entusiastas, competentísimos… Venían del derrumbe de la Patria -la grande y la pequeña- y se habían puesto el mono del dique, el mandil de la tienda, la bata del médico, la chaqueta y la corbata del profesor, el uniforme del marino, se habían vestido con los atuendos de todos los oficios y profesiones… Pepiño había superado el imán imposible de la ciudad para saltar a París, de donde volvía con sus éxitos y sus obras, que tanto admirábamos. Lo despedimos el viernes junto con la noticia del fallecimiento en Madrid del Contralmirante Pascual O'Dogherty, sabio de una familia de sabios, a los que San Fernando le debe gran parte de las matemáticas que sabe, como a los Garófono y Pontigas y otros, surgidos de ese templo de sabiduría científico matemáticas llamado Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando.

Por lo menos cuatro nombres nuevos deberá tener el callejero de nuestra ciudad en los próximos meses, señora alcaldesa: Ángel Torres Aleu, José Manuel Oneto Revuelta, José Martínez Pepiño y Pascual O'Dogherty Sánchez… Es lo menos que se puede dar a todo lo que dieron por llevar el nombre de la ciudad mundo adelante, que todos la han amado todos los días de su vida, sin sombra alguna, con pasión absoluta. Descansen en paz.

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