Terminan las vacaciones y todo vuelve a la normalidad. Vuelta al trabajo( el que tiene la suerte de tenerlo), vuelta al cole, vuelta a los horarios normales, muchos al gimnasio para recuperar la figura, las calles recuperan la normalidad, recuperan su espacio para poder pasear después de, quizás, el verano de mayor ocupación que recuerda el centro de esta ciudad. La recuperación del centro como ocio es una realidad, nunca se ha visto tanto público en las calles. Queda mucho todavía, es necesario diversificar la oferta, dar un empujoncito más. Pero es notorio que el cambio se va consolidando. En definitiva la ciudad, la vida, recupera la tranquilidad a pesar de que las previsiones económicas vuelven a bajar el optimismo de una recuperación económica que nunca ha llegado a los bolsillos de los trabajadores. Y la política se dispone a recuperar el pulso.

Pero no es un año normal. Entramos en campaña electoral y eso hace que las pulsaciones políticas lleguen al límite. Estamos en el comienzo de un trascendental curso político. Transcendental para los intereses del gobierno municipal. Y transcendental, sobre todo, para los intereses de la ciudad. Aunque los resultados sean importantes para ambos y caminen juntos.

Sabemos que el último año de todo mandato convierte a la ciudad en toda una fenomenal obra pública. Todo se deja para el final. Para refrescar la memoria de los ciudadanos. Pero esta vez es diferente. Ahora se espera, es necesario, visualizar todo los proyectos que se han venido anunciando durante lo que llevamos de lmandato. No es fácil cambiar toda una dinámica política en un solo ciclo. Un proyecto de ciudad necesita como mínimo dos mandatos. Y para que el gobierno de la ciudad vuelva a revalidar la confianza de los isleños, necesita que se vayan viendo todo lo que ha venido edificando en los despachos. La política se ha convertido en una cuestión de fe. Los isleños necesitamos tener fe en una nueva ciudad. Proyectos como el Planetario. El Museo de Camarón. El ensanchamiento de la ciudad por su parte este, que ponga de una vez el Parque Natural al servicio de la ciudad, a través de los fondos Edusi. La rehabilitación del Ayuntamiento y la recuperación de la Plaza del Rey. La transformación de la playa. El mayor protagonismo que están tomando las fiestas en la ciudad. La rehabilitación (después de tantos años esperando) de barriadas, como Bazán. El cambio de mobiliario de la calle Real. Esto junto a la rehabilitación de Torre Alta, los acuerdos para flexibilizar las aperturas de edificios militares que faciliten sus visitas, la iluminación (al fin) del polígono de Fadricas II, va conformando el modelo de ciudad que se quiere construir. Como digo es cuestión de creer en un proyecto que poco a poco tiene que ser una realidad.

Fíjense ustedes de una cuestión muy importante que refleja un cambio en la mirada de la ciudad. Llevamos años hablando de la necesidad de un cambio y siempre hacíamos referencia a los mismos objetivos. Pedíamos resucitar el centro, Lazaga, el Castillo, el Ayuntamiento, cambiar la playa etc. ¿Ahora de que hablamos? Piensen ustedes.

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