Análisis

PEDRO G. TUERO

Cosas bonitas

Quiero dejar reflejado en este artículo todo lo que me ha resultado agradable e interesante

Y no es la primera vez, mi amigo lector, que digo o escribo esto: pero, lo más significativo de todo, es que desde este grandioso mirador se ve mejor que nunca o así lo quiero ver. Se divisa, además de toda La Isla, una gran parte de esta bahía de Cádiz y mucho más. Hasta las huertas y campos de Chiclana y Conil, las playas y marismas de Sanlúcar o Chipiona o todo el itinerario del tranvía-fantasma que cruza nuestra ciudad camino de la capital. Una importantísima parte de esta grandiosa provincia de Cádiz a la que pertenecemos y de lo que nos debemos sentir enormemente orgullosos. Casi atalaya más que un simple cierro o un alcor más que una sencilla balconada. De mágicos cristales desde los que se abarca y domina coloreados horizontes y profundizan en el deterioro de este panorama de lo político y social que nos ha tocado vivir y padecer…

Porque, tanto es así que, a pesar de todo y todavía, aún aquí dentro y fuera hay cosas bonitas y dignas de destacar. Por eso quiero dejar reflejado en este artículo de hoy todo lo que me ha resultado agradable e interesante o esas cosas bonitas que se han ido sucediendo durante estas últimas semanas.

Por tanto, no me puedo olvidar de ese atractivo pregón que mi querido chiclanero -y padre de mi nieta Rocío- Antonio González Rodríguez, recitó y hasta cantó a nuestra Virgen del Rocío en su filial iglesia isleña de la Bazán. Además de aquella conferencia que nuestro ilustre paisano Antonio Campos Muñoz, el catedrático histólogo más importante de España, pronunció ante tantos isleños que abarrotaban la gran sala de nuestro incesante Centro de Congresos explicándonos el proceso de esa piel desde que sale de los laboratorios hasta ser parte íntegra de nosotros mismos.

Pero, cosas bonitas de verdad, al menos a mí me llegan al alma, como es el saludar y abrazar a tantos amigos que en estos eventos citados me he ido encontrando, ya con esos años a cuestas como los mismos que este escribidor soporta. Sin olvidarme de nuestra alcaldesa, mi inteligente y brillante alumna, pero fuera del ascensor, que su saludo y mi respeto también forman parte de este título.

Además, también sería un bonito detalle que nuestro Ayuntamiento conceda esa Medalla de la Ciudad al Consejo de Hermandades. Propuesta enmarcada dentro de los actos conmemorativos de su 50 aniversario. Algo que se merece por su larga trayectoria y por su importante actividad dentro y fuera de nuestra Semana Santa.

Total, mi bonito lector, mejor hablar o escribir de lo agradable y reconfortante que incidir más en toda esa porquería que nos rodea.

Esperando además que este artículo no os resulte muy feo.

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