El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El cambio de perspectiva es un ejercicio sano que permite salir del pensamiento circular y repetitivo en el que habitualmente nos movemos, enfocar desde otro ángulo; posibilita entender al otro poniéndose en su lugar. Luis Piedrahita, cómico, mago, escritor al que admiro, dice que cuando se siente ofendido por alguien o cree que lleva razón, se plantea “¿y si el idiota soy yo?”. Entonces se pone en el papel del otro y asume que está equivocado. Como todos sabemos, éste no es un ejercicio que se practique demasiado ahora que todo el mundo pretende ridiculizar al que, como un estúpido, no ve “su verdad”. A mí me gusta porque posibilita la empatía y muestra el reduccionismo que supone parapetarse tras un único enfoque. Lo hago también para escapar del aburrimiento: subir una colina para mirar el paisaje, acceder a la playa por una entrada diferente, observar la ciudad desde los pilares de un puente.

El sábado pasado, asistí a una jornada que empezaba subiendo al punto más alto de la Sierra de San Cristóbal para mirar el paisaje desde arriba tratando de imaginar cómo fue en época fenicia. El lujo era hacerlo a través de las palabras del catedrático de prehistoria Diego Ruíz Mata quien nos explicaba con pasión su proyecto de hacer un Parque Cultural arqueológico-lúdico para fomentar un turismo de excelencia que saque a El Puerto de la actual situación de estacionalidad. Así, desde arriba, borrábamos Valdelagrana y la sustituíamos por el mar; veíamos el puerto a nuestros pies; imaginábamos la bodega completa más antigua del mundo; las cuevas cantera; la ciudad fenicia rica y próspera bajo el tell que ahora esconde las capas superpuestas de las que fueron siete ciudades; las tres murallas defensivas… Su teoría es que los romanos castigaron la ciudad con la condena al olvido por el apoyo prestado a los cartagineses durante la II guerra púnica. Esta damnatio memoriae dejó la ciudad asediada, saqueada y abandonada. Nunca imaginaron los romanos hasta qué punto esta condena se convertiría en una maldición de la que no puede escapar la que probablemente fue “el motor de la formación de Occidente.” Suerte a Ruíz Mata en su rescate del olvido y la desidia.

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