Me horroriza la uniformidad. Me desasosiegan, por ejemplo, las fotos que muestran la perfecta alineación de los soldados en los desfiles militares, ya sean de Corea del Norte o del día de la Hispanidad. La uniformidad convierte al ser humano en masa, lo anega en el anonimato, lo hace parecerse entre sí. En las películas malas de aventuras o de ciencia ficción, se añaden con efectos digitales masas humanas a la que es posible hacer aparecer y desaparecer. Miles de personas que no son más que sombras que se desvanecen a golpe de click porque no cuesta nada poner y quitar en una pantalla de ordenador. No hay rostros individualizados, no hay historias, no hay dolor, solo masa, números. Me recuerda a aquellas películas en blanco y negro de Tarzán en las que siempre que aparecían ristras de negros como porteadores sin nombre ni voz, acababan cayendo por un precipicio, se despeñaban y la historia seguía sin ellos como si nada. En el extremo opuesto, el arte busca la voz original, única, individual. Busca la sorpresa y la diferencia. La rareza se convierte en pieza única, irrepetible. Así es también en el coleccionismo. En numismática, un defecto en la acuñación de una moneda dispara el valor de la pieza. Y sin embargo, llega la dictadura de las bocas perfectas y todo el mundo decide someterse a ella. Ha aparecido un aluvión de clínicas dentales, carísimas todas, que prometen sonrisas ideales al tiempo que facilitan los trámites para conseguir el préstamo que costeará la ansiada transformación. Y es que nadie quiere quedarse en el pelotón de los pobres que no pueden permitirse una póliza dental. Sin embargo, no nos engañemos, no es una moda ni una necesidad, es un pasaporte al privilegio, un signo de estatus social. De este modo, la dentadura perfecta es la manera de reconocer a quien tiene o puede obtener el poder. Pero nos hace iguales, nos aborrega. Tiene algo de dictadura esta necesidad de alinearse la boca para lucir una perfecta y uniforme sonrisa "profident". Prefiero ese diente un poco partido o ligeramente montado sobre otro antes que estas dentaduras clonadas donde no es posible amar la diferencia.

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