Análisis

inmaculada moreno

Citas

Este año se cumplirá el 30 aniversario de la aparición de la revista 'Citas'

C ELEBRAR una efemérides cultural puede convertirse en una estupenda ocasión para que las instituciones públicas cubran el obligado expediente de utilidad social que las justifica mientras, de paso, se publicitan ellas mismas. Suele una mirar esos festejos con más desconfianza cuanto mayores son los fastos.

No parece, sin embargo, que vaya a ocurrir nada parecido con un aniversario que se cumplirá este año: el de la aparición del número 0 de Citas, el primero de aquellos que se editaron desde 1988 hasta 1992 de una revista que apareció semanalmente a modo de suplemento cultural del Diario de Jerez y que aglutinó a buena parte de los poetas de la última generación importante del siglo XX, la que empezó a publicar en la década de los 80, aquella que hoy conocemos bajo la cartela de "Poesía de la experiencia". En esta revista jerezana vieron la luz muchos de los primeros artículos y adelantos literarios de Felipe Benítez, de José Manuel Benítez Ariza, de Pedro Sevilla, de Álvaro García, de José Luis Piquero, de Juan Lamillar, de José Mateos y de Juan Bonilla, entre otros; así como artículos de aquellos que, un poquito mayores o de otras zonas de España, fueron apoyando a los primeros con sus colaboraciones: Andrés Trapiello, Francisco Bejarano, Abelardo Linares, José Luis García Martín, Fernando Ortiz… Detrás de esas bien informadas y con frecuencia divertidas páginas, se encontraba la dirección de dos jovencísimos escritores: José Mateos y Juan Bonilla. Y, detrás de ellos, además, toda una manera de ver la literatura y el arte por la que apostaron.

De Citas escribió García Martín allá por 1992: "Me parece el único [suplemento literario] en el que la opinión y la creación tienen tanta o más importancia que la información sobre novedades literarias (…) Citas, al contrario de lo que ocurre con otros suplementos, jamás resulta aburrido".

Es cierto que poco antes y que después, otras revistas de publicación más morosa y más opulentas en lo material (mejor papel, portadas en cartoné…) han cumplido un papel importante por estas tierras en el terreno literario, pero es justo recordar y reivindicar un suplemento cultural de un periódico de tirada menos que provincial que, cada siete días y durante cuatro años, consiguió un altísimo nivel de calidad apostando por la obra de escritores jóvenes con valentía amena, incluso jocosa, y con criterio bien formado.

Y es que hace tiempo que los suplementos culturales de los periódicos de gran tirada, si no han desaparecido, se han venido convirtiendo en poco más que unas páginas de aluvión en las que acaba convergiendo todo tipo de publicidad de las editoriales. Se echan en falta páginas en las que el criterio bien formado sepa arriesgar opinión y derrochar creatividad a la vez que frescura. Nadie duda hoy de la valía literaria de aquellos escritores de Citas, en ciernes por entonces. De modo que por eso una, tan poco dada a las efemérides celebradas a modo de ocasión obligada, querría en esta ocasión llamar la atención sobre los treinta años de la aparición de Citas.

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