El Cerro

En esta ciudad tapamos los yacimientos arqueológicos mientras en otras los contemplan

Son recuerdos de otros tiempos. Quizás ya sean muchos, mucho tiempo quiero decir. Eran otros tiempos. Otras costumbres. Otra forma de expresar la vida, de vivir la vida. Probablemente no había otra, salvo para excepciones. Era una sociedad en blanco y negro. De costumbres, de religiosidad, de tradiciones, también de supersticiones. No había mucho donde escoger pero eso sí, lo que había, lo que se hacía, merecía la pena. El Cerro, el día del Cerro, que no de San Servando y San German, era eso. Un día de asueto, donde se reunían en el Cerro los vecinos a pasar un rato de tertulias comiendo frutos de la época. Y digo de la época porque en aquellos tiempos los frutos y frutas tenían su época, no como ahora que existen durante todo el año. Castañas, piñones y nueces. A veces no había para tanto. Todos los vecinos, o la mayoría, del barrio se reunían para ir todos juntos al Cerro. Se formaban caravanas de vecinos camino de aquellos montes situados a las afueras de la ciudad. Camino muy malo, muy lejos, que se hacía eterno, de casas hechas de lata cuyo nombre era Villa Lata. Llegar, sentarse, comer y vuelta otra vez por ese camino de tierra, salvo los que se perdían que también los había.

Curioso que antes todo se hacía a la vez. Me refiero caravanas para el Cerro. Caravanas por la calle Rosario y Colón para ver al San Fernando. La vida no era tan solitaria, tan individualista como ahora, que no conocemos a los vecinos. Ahora es diferente a pesar de que la Delegación de Fiestas de nuestra ciudad hace un gran esfuerzo por recuperar una tradición que moría poco a poco y que tras la creación del 24 de Septiembre nos olvidamos de ella. Ahí hubo un antes y un después. Nunca fue una romería. Ni una fiesta religiosa, aunque en esos tiempos todo era religión y quiero recordar que se celebraba la misa. Se conocía por el Cerro y punto.

Por eso cuesta trabajo recuperar algo que quizás ya no pueda existir. Otros tiempos, otras costumbres, otras fiestas que envuelven a ésta. El Cerro tampoco está igual, aunque mucho no se ha hecho por cambiarlo. Una parte de la ciudad donde se ha gastado mucho dinero y con poco resultado. ¿Cuántas veces hemos escuchado que se destina un buen montante de dinero para repoblar el cerro? Varias. Recuerdo unas elecciones que el PA tenía casi perdidas y se hizo una exposición en el Cine Almirante (recuerdos) ya desaparecido en aquel tiempo. La citada exposición reflejaba con todo lujo de detalles una actuación en el Cerro que lo convertía en un Parque Natural de lujo. El PA volvió a ganar las elecciones y de parque nada de nada. Eso sí, todos los años por estas fechas se gastaban un dineral en repoblar esos terrenos.

Más cercano en el tiempo se ha anunciado un Centro Recreativo Ambiental, del cual tampoco tenemos más noticias. En definitiva, el Parque del Cerro, que en realidad es o podría ser un Parque Arqueológico, expoliado, pero que conserva todavía mucho de su valor, continua sin ser unos terrenos rentables para la ciudad. Como dice el arqueólogo José Juan Díaz, "el cerro tiene historia e historias". Pero en esta ciudad los yacimientos arqueológicos los tapamos mientras en otros sitios se contemplan.

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