Análisis

Jesús almendros fernández

I Centenario de Ingmar Bergman

E L pasado 9 de Octubre, 'Compartiendo Saberes', comenzó en Los Toruños, sus proyecciones de Cine Forum, como todos los años, y lo hacía con la película El Séptimo Cielo, de Ingmar Bergman, celebrando así su primer centenario y del cual serán todas las películas que dicha asociación proyecte este año.

Ingmar Bergman, nacido en Upsala, en Suecia, fue el segundo hijo de un pastor luterano y la religión influyó en su niñez y en su adolescencia de forma determinante. Su educación estuvo basada en conceptos como pecado, confesión, castigo o perdón, factores siempre presentes en las relaciones entre padres e hijos en la Suecia de hace 100 años.

Los castigos eran algo frecuente en su familia. A veces eran leves, como bofetadas o azotes en el trasero, pero otras veces eran mas crueles y dolorosos. El ritual del castigo y otras anécdotas de su infancia aparecen reflejadas en su película Fanny y Alexander, donde Alexander es un niño de diez años, trasunto de él mismo.

La carrera cinematográfica de Bergman comenzó en 1941 trabajando como guionista. El éxito internacional de Tortura, sobre un cuento suyo, le permitió iniciarse como director, un año después, con Crisis. Durante los siguientes diez años escribió y dirigió más de una docena de películas.

El reconocimiento internacional en Europa y América del Norte le llegó con Sonrisas de una noche de verano (1955), por la que fue nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1956.

Sus siguientes películas, El séptimo sello, y Fresas salvajes, le encumbraron a la fama internacional que se consolidó con El manantial de la doncella (1960), por la que recibe el Oscar a la mejor película extranjera, el Globo de Oro y un premio especial en el Festival de Cannes. Bergman se encuentra en la cima. Con la película Como en un espejo ganó nuevamente el Óscar a la mejor película extranjera aunque fue prohibida en numerosos países.

Poco tiempo después, Bergman estrenó su primera obra en color, Pasión (1969), considerada una de sus obras capitales, como Gritos y susurros (1972), obra que se encumbraría entre las más aplaudidas del director, con tres nominaciones a los Oscar y premios en Cannes, y que suponía un regreso más oscuro y onírico a temas tratados en películas anteriores como El Silencio.

Secretos de un matrimonio sería recordada como uno de los mejores estudios de las relaciones de pareja.

Por problemas con Hacienda, abandonó Suecia y se instaló en Alemania, donde rodó El huevo de la serpiente (1977), ensombrecida por el éxito de su siguiente trabajo, Sonata de otoño (1978), que contó con la presencia de Ingrid Bergman y fue otra de sus cimas artísticas. Nominada a los Oscar y a los César, y ganadora el Globo de Oro a la mejor película extranjera.

Falleció el 30 de Julio de 2007 a los 89 años de edad. Precisamente el mismo día en el que falleció también Michelangelo Antonioni. Los grandes directores del cine concebido como obra artística, se nos están yendo quedando en su lugar magníficos directores que entienden el cine de otra manera, como entretenimiento o como evasión, lo cual nos lleva a los comienzos del cine.

La mayoría de los jóvenes de hoy ni siquiera han oído hablar de directores como Bergman, Rosellini, Orson Welles o Renoir, pero tampoco han visto nunca un cuadro de Rafael o de Goya, salvo en la decoración de una lata de galletas y sin embargo consideran que su criterio sobre estos temas, sin conocerlos, es tan válido como el de cualquier crítico o estudioso especializado. Y lo peor de todo es que, a lo mejor… ¡Tienen razón!

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