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Análisis

Jesús Murillo

Carta de un empresario de El Puerto

Esto solo pasa en El Puerto. En otras ciudades se estudia y son más flexibles

No es fácil. No es fácil luchar por salir adelante. Son muchas horas de trabajo, mucho sacrificio. No se desconecta. No apagas el ordenador y hasta el día siguiente. Estar al frente de un negocio del que depende tu familia y otras familias es una gran responsabilidad. A veces, no puedes ni siquiera conciliar el sueño, a pesar de llevar más de quince horas de pie, trabajando.

Pero parece que eso para algunos no tiene valor. Muchas veces nos encontramos con zancadillas. Con lo difícil que es salir adelante, hay algunos que encima, te lo ponen más complicado. Te ponen piedras en el camino.

Todos sabemos que cuando un empresario contrae una deuda con la Seguridad Social, ésta puede aplazarse. Pero la Unidad de Recaudación de nuestra ciudad, que por cierto es de las que más recauda, funciona de manera independiente. Pide más porcentaje por el aplazamiento, lo que provoca que la cantidad mensual aumente. El resultado es claro: cierre de negocios.

Tardan hasta 20 días en otorgar el aplazamiento, y a los cinco días del cierre del negocio, piden el 50 por ciento del total. Es totalmente imposible conseguir las cantidades económicas reclamadas en tan solo cuatro días.

Pero hay que dejar claro que esto solo está pasando en El Puerto. En Jerez y Chiclana estudian las circunstancias de cada caso y son más flexibles. Marcan unos objetivos a los que hay que llegar, algo que facilita el mantenimiento de las empresas en dichas localidades.

Lo que está pasando en El Puerto no es más que fruto de la mala atención que nos ofrecen. No piensan en los emprendedores, en nuestros esfuerzos, en la generación de negocio, oportunidades y empleo. Prefieren que nos ahoguemos. Nos ponen una soga al cuello hasta que tenemos que cerrar. ¿De qué sirve tanto sacrificio si la administración no responde a tus esfuerzos? Animan a los jóvenes a ser creativos, a emprender, a poner en práctica las ideas que tienen. Pero después te dejan tirado, miran para otro lado. No sirve de nada los esfuerzos, ni las noches en vela, ni las jornadas laborales sin fin.

No nos negamos a pagar. Lo único que necesitamos es que entiendan las circunstancias. Una deuda se contrae porque es prácticamente imposible hacerle frente. Por eso necesitamos una mayor flexibilidad. No entiendo qué es lo que pasa en El Puerto. ¿Realmente prefieren no facilitar los pagos, y provocar el cierre de negocios y que la deuda sea eterna? ¿A quién puede beneficiar esto?

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