Análisis

Antonio Díaz

Carranza siempre será el Carranza

Yo estuve, de la mano de mi padre en Preferencia, en la inauguración del viejo estadio Ramón de Carranza, en 1955, y he visto la construcción etapa a etapa del Nuevo estadio Carranza.

Gracias a esa gran alcaldesa -para mí lo sigue siendo-, Teófila Martínez, que fue capaz de levantar un nuevo estadio sobre otro que se caía a pedazos cada día, hasta culminar un campo digno de Primera División.

Ahora llegan algunos políticos y su única preocupación, con la que está cayendo, es pretender cambiar el nombre al estadio. Rencor y más rencor, qué asco de políticos de ese tipo. Pues eso es lo que tenemos. ¿Cambiar el nombre? Así es. Sale un historiador y dice que se le ponga Michael Robinson. Y yo digo, el inglés fue un gran embajador del Cádiz en Canal Plus, siempre apoyó y se ganó la simpatía del cadismo. Pero de ahí a poner su nombre al estadio me parece una barbaridad, con todo el respeto hacia el desaparecido Michael Robinson.

Yo pienso que el cadismo quiere y desea que el Carranza siga siendo Carranza, como dice el inolvidable pasodoble del añorado Manolo Santander como himno oficioso del Cádiz. Para nombres, hay muchos ilustres presidentes, jugadores y entrenadores que reúnen muchos más méritos que Robinson. ¿Nombres? Manuel Irigoyen -el mejor-, José Antonio Gutiérrez Trueba, Márquez Veiga…, por citar a presidentes sonados. Jugadores como Mágico González, Pepe Mejías, Juanito Mariana, Paco Baena, Adolfo Bolea, Juan José, Mosquera, Kiko Narváez, Linares, Ricardo Escobar… Y un sinfín de más nombres que acumularon mayores merecimientos que el entrañable comentarista inglés.

Lo escribo tal y como lo pienso porque hay que ser justo en todo y sin olvidar el nombre de la alcaldesa, Teófila Martínez. Méritos tiene.

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