Puente de Ureña

Calidades y diezmos

Solo digo que hay más escritores que lectores, que solo soy un trovador humilde

Al Doctor D. Manuel Alvar de Nougalet le interesa la poesía. Es un descubrimiento reciente. A lo mejor por ser daltónico ve la experiencia de otro color. La poesía también. Lo conozco a través de la revista Temblor, dónde aprendió que el poema era asequible, accesible y alcanzable, posible, fácil, practicable, realizable, hacedero, barato, módico y por extensión publicable.

Como el Dr. Nougalet tiene amigos en la Tertulia de la Cafetería Las Montañas, conoce al presidente José Acosta, al secretario Carrillo y a Antonio Núñez Rodríguez, nos envió unos textos para que los validáramos, porque estaba anonadado con las dudas de la autoedición.

Estoy verdaderamente confundido, no corrigen ortográficamente para abaratar la edición, casi a la misma hora, es un decir, a media mañana, te informan de la calidad de tus textos, lo que es verdaderamente imposible, salvo para tu vanidad. Aunque sean obras precocinadas o inconexas. Carecen de distribuidores en las grandes superficies, lo que me hace pensar que un autor sin nombre no lo lee ni el corrector del ordenador, no existe crítica especializada en ningún medio de prestigio para la obra en cuestión, ni nadie del medio dirá si la idea es buena pero su desarrollo deficiente, ni mala idea con desarrollo eficaz. En fin. Soy un mar de dudas. Confío en vosotros.

Un poema partió, raudo, al correo de varios amigos. Alguien rogó que no se pusiese en manos desecadoras e inquietantes, de poetarios -proletarios de la autoedición- de otras tertulias. Quienes defenderían como los templarios el grial de sus textos pagados y olvidados. Pongo aquí dos textos de Manolo para conocimiento de lectores. A) Poema metatiempo: Hemos perdido muchas cosas por la vida/Pero aún queda paz/bajo las ruedas del camino./Aún queda amor/en los tornillos de las máquinas y palabras/ en diccionarios muertos.

Y los sexos. Aún quedan los sexos.

Poema B) Experiencia: Duelen mis dedos de cortarme las uñas /Y no sé para qué sirve la tristeza./Hago cábalas con esta pena tremenda incertidumbre/ y en un grito de agonía purpúrea lamo el cuerpo de otro más frágil./La vida es un paso lastimado hacia la verdad./No hay transparencia que no duela.

Alguien le ha encontrado gongorismos al segundo. Otro dice que es Actum agere, o sea, albarda sobre albarda (sic), otro ve reminiscencias y ecos de los caprichos métricos que alcanzan su boga en los tiempos decadentes, como los carcinogramas. Y otro ve, sencillamente, versos retrógrados o sotádicos. Yo no opino. Sólo digo que hay más escritores que lectores. Que sólo soy un trovador humilde. Y un lector empedernido. Scribat carmina circulis Palaemon; me raris iuvat auribus placere. Escriba Palemón versos al vulgo/que yo a los doctos dar contento quiero.

Amén. A estas alturas de la película.

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