Análisis

setefilla r. Madrigal

De Cádiz, Cádiz, Cádiz

A las miserias y bondades de su tierra cantan estos días los gaditanos. Seguro que ya está el lector al tanto. Porque lo que antes era crónica narrada a ritmo de tambor y sin tanto artificio, por y para la gente de Cádiz, ahora es postura, moda y Twitter. Cantan los gaditanos, como cronistas experimentados, lo que no somos capaces de cantar el resto en sus semanas de Carnaval. Se multiplican las reproducciones de sus coplas y el público general y nada soberano hace colas (virtuales, para más inri) con los deneises de sus familiares y amigos aprendidos de carrerilla. Porque se ha vuelto imposible acceder a los asientos de El Falla. Así la fiesta llega a más gente o eso es lo que nos dicen. Como el que vende el medicamento universal contra una pandemia sin cura: la ignorancia.

Selfie por aquí y selfie por allá en una especie de competición absurda en la que al menos sí que se gana en algo. En que queda muy claro qué es lo que han ido a hacer allí. A eso, a hacer muchas fotos, y a gritar: "Vamos a escuchar". Porque donde fueres haz lo que vieres. Imágenes de entradas en las redes gracias a las que alguien con maña se maquea un pase sin colas y sin costes debido a la insensatez de unos pocos. Comentarios sacados de contexto en los que, si te aprendes unas cuantas frases hechas, un tipo cualquiera que no sepa ni lo que es un pito queda como un auténtico entendido en la materia.

Es curioso ver cómo entre tanto aplaudidor novato cada vez se cuelan más sevillanos. El sevillano portentoso, el de manzanilla y el pañuelo doblado. El que clama por una Semana Santa propia, en la que no entren los extraños que no entienden del sentimiento que causa el paso de sus imágenes en silencio. Por una Feria propia, que abre las puertas de lona solo a los que les place y por una ciudad con complejo de capital en la que no tienen hueco ni los turistas ni las franquicias. Este mismo tipo que se cuela orgulloso en las fiestas ajenas y que barre para adentro y sacude para afuera según le viene.

Así que no me diga si no es normal que la que por febrero critica se enfade y tire de estrategias para cercar lo que es suyo, con el mismo ahínco que su vecina. Repartiendo cajonazos a los seseantes de eco miarmemero que, dicho sea, aún no cuajan sobre las tablas de El Falla. Sí, es normal que resista Cádiz, aumentando la venta de localidades al caletero. Y que siga defendiendo con el valor de una hembra parturienta la semana más grande que ha parido Cádiz. Porque si de algo tenemos que aprender los sevillanos postura es de cómo a las bondades y miserias de su tierra cantan estos días los gaditanos.

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