Cuando alguien dice "Yo soy de Cádiz", o "de El Puerto", o "de San Fernando", etc., se entiende que quiere decir que ha nacido en ese lugar. En ocasiones también significa que, aunque no habiendo nacido en ese sitio, existe un vínculo importante que le une.

Es diferente cuando existe una relación de trabajo. En ese caso se dice "Yo trabajo en Astilleros" o "Yo trabajo en Diputación", por ejemplo, o en la empresa o institución que sea. Normalmente no se dice "Yo soy de Astilleros" o "Yo soy de Diputación", porque la relación laboral no es como la relación de nacimiento y también porque así dicho parece que se trata de una relación como de esclavitud.

Pero en el fútbol es distinto. Cuando se dice "Yo soy del Cádiz", o de cualquier otro equipo, se asume esa relación de dependencia. Significa que se es del Cádiz esté en la división en que esté. Eso es así porque el fútbol es un deporte de pasiones. Un nivel de apasionamiento muy superior a otras cosas y que generan esa sentimiento de dependencia casi absoluta. Cuando se dice "Yo soy del Cádiz" uno deja de pertenecerse a sí mismo y pasa a ser propiedad de una pasión que no se puede explicar, sencillamente porque se trata de una pasión inexplicable.

En una entrevista que le hicieron al investigador griego Epaminondas, dijo que él era de Cádiz porque le unía un vínculo con la ciudad que le hacía sentirse gaditano por encima de cualquier otra consideración. También dijo que él era del Cádiz con todas sus consecuencias. No sabía explicar por qué, lo que va en la línea de que se trata de una pasión inexplicable. Añadió que nunca eligió ser del Cádiz, por tanto está convencido de que fue el Cádiz el que le eligió a él como aficionado, algo que también es inexplicable.

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