Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Es la mujer del momento. Suena en la radio, vive en la tele y hasta en la sala de espera del dentista se escucha su música. Rosalía, toda una revelación para los millennials, está en boca de todos por su manera de hacer música. Con una clara base flamenca que fusiona con lo urbano y el trap, la catalana ha generado todo tipo de controversias. Que si se apropia de manera indebida de elementos culturales que no le corresponden (ni es gitana ni es andaluza), que si lo suyo no es flamenco, que si mucho ruido y pocas nueces. Sea como sea, Rosalía ha logrado captar la atención de la sociedad. Todo el mundo ha oído hablar de ella y todo el mundo es capaz de reconocer en el primer acorde su Malamente.

La potente campaña de promoción detrás de su figura ha ayudado mucho pero a Rosalía no se la consume como a cualquier otro artista del momento. La catalana ha conseguido con su música que la gente se pare y reflexione. No sólo por el mensaje de sus canciones, que también, sino por la sacudida que ha supuesto su manera de hacer música. Rosalía fusiona conceptos, estilos, ritmos... Rosalía bebe del flamenco más profundo, con todo el conocimiento de causa, y utiliza un lenguaje (verbal y no verbal) sólo al alcance de aquel que de verdad escucha música, no la consume sin más. Rosalía experimenta y acierta, Rosalía es vanguardia y eso en tiempos de autotune y estribillos machacones es de agradecer.

Siempre he oído decir a mis mayores que la música de ahora -perdonen la expresión- es una verdadera mierda, que la que ellos escuchaban removía conciencias, tenía trasfondo y estaba trabajada. La catalana lo consigue y parece no despeinarse. Hasta le da tiempo a pintarse las uñas y convertirlas en la pregunta estrella de Pablo Motos en su entrevista en El Hormiguero. Por eso su llegada es una delicia, por eso los más escépticos imploramos que Rosalía sea verdad y no un mero producto de la industria musical que pierde fuelle después de ser explotado hasta la saciedad. Queremos que se quede pero no a cualquier precio. Necesitamos de su experimentación pero que ésta le nazca a ella, no a un señor para el que la artista es un títere más al que mover a su antojo para hacer caja. Rosalía, sé verdad, que la música lo necesita.

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