Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Después de tantos años los carnavaleros no se dan cuenta que les he ganado la batalla. Ellos siguen con sus pasodobles politizados, venga darle a Vox, venga con Abascal, con el PP, con el mármol de Franco y el Valle de los Caídos, pero al final han olvidado los borderíos. Ya no se escuchan las ordinarieces de antes. Esos cuplés de pelo, esos apodos al aparato reproductor femenino (válgame Dios), esos borderíos chabacanos de los petimetres de turno. Eso cada vez se ve menos. Claro que lo han sustituido por poetillas juntaletras que quieren emocionar con rimas infantiloides, con comparaciones manidas, más propias de otra época. Ahora que se puede hablar de todo, dicen, sólo provocan acordándose de la Santa Madre Iglesia. Hace décadas el tal Ares le cantó al Papa, antes aún el señor Osuna con 'Los tontos de capirote'; luego salieron 'Dios dijo hermanos pero no primos', y así tantas y tantas. Y ahora siguen insistiendo. En vez de cantar a los verdaderos problemas de la ciudad se enredan con tonterías. Eso sí, esta tarde juega el Cádiz y ahí ya se olvida todo. Si San Cervera lleva al equipo amarillo a primera división los mismos que claman contra esta servidora y el catolicismo se arremolinarán para acompañarlos cuando visiten a la Patrona o al Nazareno. Lo dicho, he ganado y no se dan cuenta. Porque sin mí el Carnaval no es nada. Sin Doña Cuaresma esto no tendría sentido. Ni el Dios Momo existiría, ni Don Carnal ni un mísero cuplé. Me lo deben todo. Pero no quiero el Antifaz de Oro. Prefiero el Baluarte del Carnaval, que tiene premio en metálico. Mira como ese premio no lo desprecia ninguno. Ahí nadie dice: que lo tenga otro antes que yo. Ja. Peseteros.

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