El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

Basura por un tubo

Somos un país muy guarro. La basura está por todas partes, y lo más alarmante es que nos parece normal. Ante tanta inmundicia, lo único que se le ocurre al personal es quejarse de que el ayuntamiento no limpia. Mi madre nos decía que limpio no es el que se lava mucho, sino el que no se ensucia. Pues eso.

En las calles afortunadamente ya es raro ver a personas tirando al suelo la cajetilla de tabaco, una botella vacía o un pañuelo usado. Incluso cada vez más propietarios de mascotas recogen sus heces, lo que hace unos años era impensable. Pero hay espacios en los que le sale la vena guarra al personal. Es muy frecuente ver salir por la ventanilla de los coches botellas, bolsas o latas vacías; todo a la cuneta. Los pinares, caminos o cañadas de El Puerto son un muestrario de todo tipo de residuos: escombros, neumáticos usados, carcasas de neveras, colchones, muebles viejos, restos de vehículos…

Durante años he participado en campañas de Ecologistas en Acción para limpiar la salina de San José; todo inútil, a cada nueva marea el Guadalete escupe todo lo que tiramos al río y al mar.

En los eventos masivos -ferias, cabalgatas, conciertos, o festivales-, todo se tira al suelo, haya papeleras o no. Cuando acaban, ni se ve el suelo por las bolsas de plásticos, latas, botellas, vasos… La repuesta del ayuntamiento consiste en limpiarlo todo rápidamente, para que no se vea el lamentable espectáculo. Pero lo que debería hacer es exigir a los organizadores de los eventos que limpien dentro y fuera, y sancionar con dureza a los que tiran la basura al suelo. Para eso hacen falta unas ordenanzas con sanciones ejemplares, personal que vigile y las haga cumplir y voluntad de aplicarlas.

Y no basta con hacer las típicas campañas de concienciación; a estas alturas todo el mundo sabe que la basura no se debe tirar en los espacios públicos. Pero lo que sí debe hacer el Ayuntamiento es una gestión modélica de los residuos, que los ciudadanos vean con claridad que todo se recicla y se reutiliza, para así fomentar las buenas prácticas ciudadanas. Pero no es así, el Ayuntamiento ni siquiera cumple con las normas legales que obligan desde el 1 de julio a la recogida separada de los residuos orgánicos para compostarlos. Beardo es insumiso a las leyes y al reciclaje.

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