Podemos, imputado

Si te han denunciado, defiéndete, pero intentar hacer el juego de la pelotita –"¿dónde está la pelotita?"- con el rey emérito, Corina, Villarejo, Expediente X, Inda, los jueces "derechosos", el KKK, y demás argumentario peregrino deja en mal lugar a un alto cargo de un partido que forma parte del gobierno

El hecho de que un juez de instrucción haya imputado a Podemos y a su cúpula directiva por un delito de financiación ilegal no deja de resultar paradójico. La ascensión del partido fundado por Iglesias, Errejón y  Monedero vino ligada íntimamente al ataque sin tregua a un Partido Popular totalmente descompuesto por imputaciones de toda clase dentro del ámbito penal. Podemos representaba a la juventud contestataria a la que Izquierda Unida se le quedaba corta; no en vano muchos de sus ahora líderes pertenecieron a las juventudes comunistas. Ese partido de nuevo cuño, que surgió de las entrañas del 15M, asaltó las televisiones de toda España para contar (o cantar) las verdades del barquero a "la casta", que estaba integrada por los políticos del PP y del PSOE, y hacía especial incidencia en la caja B del partido de Mariano Rajoy, los papeles de Bárcenas, la destrucción de ordenadores, la financiación ilegal de las campañas electorales, la reforma de la sede del partido, la Gürtel y demás chanchullos y problemas de índole judicial que ha sufrido y sigue sufriendo el partido centroderechista en la última década.

Posteriormente, Podemos templó el mensaje de "la casta" respecto de sus vecinos de centroizquierda del Partido Socialista, dando la impresión de que Iglesias y el renacido Pedro Sánchez estaban condenados a entenderse, lo que ha acabado sucediendo en los últimos tiempos. Hay que decir, también, que el PSOE fue el primer partido político español que se vio envuelto en una red de financiaciones irregulares, el caso Time Export-Filesa-Malesa, cuya sentencia determinó que los socialistas se habían lucrado gracias al citado conglomerado de empresas, si bien en dicha época el Código penal no tenía como tipo delictivo el de financiación ilegal de un partido político, que se incluyó en la reforma del año 2015, por lo que no sufrió condena alguna.

Lo primero que hay que decir respecto de la imputación de Podemos es que debe exigirse el respeto a la presunción de inocencia aunque puede que a la inversa alguno de ellos pidiera la dimisión de sus homólogos rivales. La sociedad y los partidos políticos deben interiorizar como algo totalmente normal que la gente sea inocente hasta que no haya una sentencia firme que la declare culpable, por mucho que le caigan gordas Irene Montero, Inés Arrimadas, Cayetana Álvarez o María Jesús Montero. Dejémonos de partidismos absurdos, es algo matemático: Eres inocente salvo que una sentencia diga que eres culpable. Fin.

Del mismo modo, también hay que exigir a los dirigentes podemistas que refrenen su bilis y eviten distraer la atención pública con todo tipo de teorías conspiratorias, maniobras evasivas y cortinas de humo. Pienso concretamente en Pablo Echenique, que ha surgido cual metralleta disparando ráfagas de excusas absolutorias por doquier. Eso es algo que me causa repulsa: si te han denunciado, defiéndete, pero intentar hacer el juego de la pelotita –"¿dónde está la pelotita?"- con el rey emérito, Corina, Villarejo, Expediente X, Inda, los jueces "derechosos", el KKK, y demás argumentario peregrino deja en mal lugar a un alto cargo de un partido que forma parte del gobierno. Presunción de inocencia, siempre, y prudencia, más aún.

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