El conflicto entre Ucrania y Rusia parece lejos aún de resolverse, pero en la jornada de ayer la protagonista volvió a ser la inflación.

En efecto, las confirmaciones de las elevadas cifras de IPC en EEUU, Alemania, España y Reino Unido allanan el camino a unos bancos centrales que parecen más dispuestos que nunca a ajustar su política monetaria y comenzar así la retirada de estímulos, reducción de balances y subidas de tipos de interés para frenar una escalada en los precios muy superior a la inicialmente prevista.

Adicionalmente, el escenario de incertidumbre actual provocado por la prolongación del conflicto bélico agrava aún más los riesgos de estanflación con una actuación más agresiva de ajuste de los bancos centrales. Esto se reflejó especialmente en una encuesta realizada por Bank of America entre gestores que administran 833.000 millones de dólares, que muestra cómo el optimismo sobre las previsiones económicas se ha hundido mientras que el temor a una estanflación alcanza máximos de 2008.

Al comienzo de la temporada de resultados, Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, advirtió sobre importantes desafíos geopolíticos y económicos por delante debido a la alta inflación, los problemas de la cadena de suministro y la guerra.

En Europa, el Eurostoxx cerró plano (-0,09%), con el DAX cayendo (-0,34%). El Íbex 35 acabó en 8.618 puntos tras subir un 0,46%. Las mayores revalorizaciones fueron para IAG (4,64%), Meliá (2,66%) y Telefónica (2,41%). Las mayores caídas, Solaria (-4,42%), Siemens Gamesa (-2,13%) y Grifols (-1,79%).

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