Decía precisamente este domingo Elvira Lindo en El País que los andaluces están hartos "de su eterna caricatura: vagos, incapaces de progresar y regodeándose felizmente en su atraso", donde parecemos anclados, más allá de las suspicacias electorales. Porque es lo que creen muchos fuera de nuestra comunidad. Es la imagen que proyectan nuestros políticos (unos y otros) y su faro audiovisual, la RTVA.

Muchos andaluces saltan desanimados del botón donde se encuentra la autonómica porque han dejado de confiar en su propuesta. Si por causa de la actualidad, como el temporal que ha azotado la comarca del Guadalteba, buscaban este domingo a primera hora qué estaba ofreciendo Canal Sur se hallaban con lo que imaginaban (lo que hay): niños de Juan y Medio declamando fandangos y haciendo preguntas a Jesulín, en la repetición de Menuda noche. Pero, hay que reconocerlo, La Nuestra se esforzó el domingo con una pequeña cobertura a las once de la mañana a la que fue agregando una ampliación de sus informativos y un despliegue de reporteros de Andalucía Directo, programa que está en la picota por las malas condiciones laborales. Ante la omisión de otros dramas recientes que hemos vivido, no estuvo mal, aunque ya coleaban las quejas del viernes y del sábado.

Aunque no lo parezca, ha habido intención de mejora, tras tantos años de críticas. Si la cadena andaluza tuviera programas vivos en su prime time, en lugar de concursos de sevillanas, incluso habría tenido más margen para informar de los sucesos graves que acontecían. A la autonómica le faltan espacios de actualidad, implicados, rostros con mordiente y contenidos que se busquen. La solución temporal, entre 1.500 trabajadores, ha pasado por reclutar en fin de semana a esos esforzados reporteros externos de un programa como AD entregado en demasía a los alfajores, las vaquillas y los termómetros. Cuando truena nos acordamos de Santa Bárbara. Y en Canal Sur suelen pensar nada más que en cubrir su procesión.