Y aunque no lo parezca la vida sigue igual. Es así de simple y así de crudo desde que Caín enloqueció de celos y mató a su hermano Abel convirtiéndose este crimen en la muerte del primer ser humano. Las redes sociales han eliminado casi de un plumazo el envío de tarjetas de felicitación por Navidad. Hoy día los SMS, los mensajes y las imágenes auditivas a través de WhatsApp junto con los post en Facebook, han absorbido por completo la noble costumbre de escribir de puño y letra unas palabras de aliento y cariño para los seres queridos y amigos más cercanos. Y no pasa nada, la vida sigue igual. El mundo judicial, la prensa rosa y la que no lo es, los multiconsumidores de sucesos televisivos, los grupos fanáticos que tratan de dominar a base del miedo, las dictaduras ideológicas, los vivales y caraduras que piensan que todo el monte es orégano y que se puede engañar a toda la gente todos los días de todos los años, los grupos de oportunistas que buscan el bienestar personal a base de la charlatanería y el manejo de los que le rodean, los ricos y los pobres que siempre han estado, que están y que estarán para dar fe pública de que efectivamente la vida sigue igual.

Pero a pesar de esas pandemias humanas la supervivencia también te va enseñando que no todo vale para conseguir según qué objetivos. A los miserables de sonrisa fácil y verbo enrevesado se les ve el plumero al primer renuncio. Estamos en año electoral. La Feria de Primavera y del Vino Fino -que no de la Manzanilla- la viviremos con una nueva corporación municipal emanada democráticamente de las urnas. Dicen que no hay nada más peligroso que un hombre sin esperanza, y Sófocles nos recuerda que el hombre noble debe obedecer al que ostenta el poder, pero que éste antes ha de ganarlo demostrando su integridad, su asertividad, su respeto y sobre todo su compromiso cierto con la sociedad que le rodea. Las cartas están echadas, y para ello no hacen falta publicidades de mal gusto. Veremos quienes aciertan a darle la vuelta a la vida para que ésta llene de esperanza las calles de El Puerto.

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