Se piensa que los ríos han existido siempre tal y como los conocemos hoy en día. Pero si algo hay mutable en la dinámica Tierra, son los ríos, que cambian de curso en las avenidas, excavan gargantas en su curso alto y conforman meandros divagantes en su curso medio y bajo. Además, el hombre ha modificado el curso y caudal de los ríos, encauzándolos, acortando su trazado o construyendo embalses.

El Guadalete que hoy conocemos entre Jerez y El Puerto es fruto de la transformación que ha sufrido la Bahía de Cádiz en los últimos siglos, y de obras hidráulicas realizadas por el hombre. Al relleno del antiguo golfo por los sedimentos del río, dando lugar a amplias marismas, se le han unido las cortas que se han realizado a lo largo de la historia para facilitar la navegación por el Guadalete, y dar salida a los productos agrícolas de la campiña.

A finales del siglo I antes de nuestra era, Lucio Cornelio Balbo “El Menor” financió la construcción de un canal para acortar el tramo final del Guadalete, que se correspondía con el actual río San Pedro, conformando la desembocadura del río entre Valdelagrana y La Puntilla, y creando el Portus Gaditanus.

Hace 300 años comenzó a correr el agua por otra corta, una enorme obra hidráulica excavada a pala y azada a lo largo de casi cuatro kilómetros, hasta la salina de La Tapa. Se le conoció en su época como “la calle larga”, por su trazado rectilíneo. Esta obra se completó con el cierre del río San Pedro, dejando como único brazo de este pequeño delta al que pasa por El Puerto camino del mar.

Para conmemorar esta espectacular obra hidráulica, las asociaciones Ecologistas en Acción y Betilo han organizado unas vistas a la zona donde se desarrollaron las obras y dar a conocer así esta corta, que se encuentra cerca de nuestra ciudad, pero que es desconocida para la mayoría de sus habitantes. En el recorrido disfrutamos de las explicaciones del historiador Enrique Pérez Fernández que, junto a Juan José López Amador, han desentrañado la historia del Guadalete. Historia y naturaleza de la mano, recorriendo paisajes tan emblemáticos como las marismas y salinas del río.

Sólo faltó una cosa, la presencia del concejal de Patrimonio, que se perdió hacerse una foto histórica para su colapsado Instagram.