Viene el buen tiempo y vamos estando cansados de tanta perimetración y de andar por ahí con cara de cojín azul celeste. Yo digo diego donde dije digo, y me dejaré vacunar cuando me llamen. Miedo a la infertilidad ya no lo tengo. Apunta visiblemente la primavera (conste que ya en enero había aquí naranjos con azahar y naranjas, todo a la vez) y celebro el día de Andalucía llena de orgullo. ¿Por qué no? Realmente no me gustaría ser o estar en ningún otro sitio. Avanzan imparablemente los ERTES y el panorama, ya lo ven. Si fuera joven, sociópata o estuviera poseída por el resentimiento social (en mi caso, la hipocresía suficiente para pretenderlo), me liaría a romperlo todo. A saquear supermercados, incendiar contenedores y apedrear cajeros para dejar constancia de mi libertad de expresión. Como no reúno esas condiciones, me atrae más bien la solución de Ortega y Gasset: considerar que la fuerza de cohesión de una nación se basa en la activa participación de todas y cada una de sus partes en "un proyecto sugestivo de vida en común". Yo contribuyo a él como docente. La docencia es una herramienta a muy largo plazo que solo se sostiene por la fe en la buena voluntad, una ambición que no es de tipo económico ni de éxito social, y la suerte de que la vida es corta y el iluso muere pasando su testigo a otro iluso, y así sucesivamente. (La épica se desarrolla en segmentos temporales limitados). Es una situación precaria pero moralmente muy digna. En el discurso del presidente de la Junta de Andalucía ha habido un sitio para la gratitud, entre otros muchos gremios, a los docentes. Y en verdad que Andalucía ha producido el mejor y más importante proyecto de modernización de la enseñanza y la sociedad española. Me estoy refiriendo a Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), natural de Ronda, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, la ILE. El día de Andalucía, sí. Me alegra esa medalla de hijo predilecto que le han dado a Rafael. Le escuché hace poco en Linares un concierto a precios especiales donde el tipo se fajó dos horas y media cantando en el escenario sin cortes ni concesiones. Impresionante. Otra cosa es que el himno de Andalucía es un himno imposible.

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