Andalucía cambia de color

Los votos muestran a los ciudadanos muy alejados de los partidos tradicionales

UN 4 de diciembre. Hace 41 años. Las ciudades de Andalucía se llenaban de ciudadanos reclamando los mismos derechos, la misma libertad, la misma igualdad que los demás pueblos de España. La Andalucía insignificante, para el Estado, comenzaba a reclamar un sitio en el mapa político del país. Era la gran manifestación pidiendo su autonomía. Coincidencias o no, cuatro décadas después se dispone a entrar en el Parlamento un partido, totalmente legal, que lleva en su ADN suprimir lo que tanto costó, las autonomías. Y cuatro décadas después, el Gobierno Andaluz se dispone a cambiar de color.

Es una composición un poco rara. Ha entrado un partido que no quiere las autonomías. Probablemente va a gobernar un partido que ha perdido las elecciones con un presidente muy cuestionado por los suyos. Otro partido que ha sido la tercera fuerza en votos y que pretende ser investido. Y hay otro partido que ha sido el ganador y que todos le dan como el gran perdedor de estas elecciones. Cierto que va a perder el gobierno, pero ha vuelto a ganar las elecciones.

El recuento de los votos vuelve a significar que los ciudadanos están muy alejados de los partidos tradicionales. De ahí que haya castigado en mayor medida al PSOE y al PP. Aunque a Moreno Bonilla parece que la vaca le ha dado suerte. Andalucía ha pedido un cambio, ¿pero ha querido que ese cambio lo lidere el PP que ha perdido siete escaños?

Dicho esto, la composición de la Cámara, probablemente con un presidente o presidenta de Ciudadanos, presenta a la derecha como clara ganadora de estas elecciones. Y el PSOE haría mal en culpar de la pérdida del gobierno a VOX sin mirarse a sí mismo para ver qué se ha estado haciendo tan mal. Los socialistas llevan ya mucho tiempo en el filo de la navaja. Llevan tiempo si entender el mensaje que le marcaban las urnas. Y mucho me temo que si continúan sin entenderlo estarán mucho tiempo sin volver a oler el poder.

Nadie puede negar a los socialistas el gran cambio protagonizado en Andalucía. Ha habido un antes, desde donde se partía, y un después. Con todos los defectos. Pero ha habido una transformación socio económica en Andalucía. Pero el lenguaje se ha quedado antiguo. Y también, quizás, la creencia de que sin el PSOE no puede existir Andalucía, la autocomplacencia el gran enemigo. Y esta complacencia ha llevado a no ver que había que renovar el mensaje. Hoy ya no vale hablar de la buena sanidad, de la buena educación, de los buenos servicios que tenemos. Esos mis hijos ya lo saben, esta generación no ha conocido otra cosa. Y ese mensaje ya caducó: a las nuevas generaciones no les suena. Hay que adaptar la política a las nuevas necesidades de la sociedad. Comprobando cuál ha sido el granero de votos conseguido por VOX, es innegable que la política nacional le ha hecho mucho daño al PSOE y también al PP. De todas formas hay que reconocer que perder el gobierno después de cuatro décadas gobernando habiendo ganado las elecciones, no es para que el PSOE entre en crisis.

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