Andalucía y Valencia marcan el paso

Dos comunidades autónomas tan distintas, tan separadas ideológicamente, se pueden reunir y firmar un acuerdo conjunto que beneficiaran a ambas; y esto, que debería ser lo habitual, es lo que de manera extraordinaria se convierte en noticia en este país

Fíjense como está el patio de la política en nuestro país, que lo normal se convierte en extraordinario, en noticia y lo anormal se convierte en lo habitual. Que dos políticos se reúnan para hablar de políticas comunes no debería ser noticia, tendría que ser lo habitual, lo correcto, aunque sean de distintas sensibilidades políticas. Pero como estamos como estamos, el encuentro que han mantenido en San Telmo el presidente de Andalucía, Juanma Moreno (PP), con el presidente de Valencia, Ximo Puig (PSOE), ambos líderes de gobiernos con distintas formaciones políticas, ha sido una noticia fuera de la habitual. Ambos acuerdan una alianza, que representa al 30% de la población española, para solicitar al Gobierno central una financiación más adecuada para ambas comunidades. Andalucía es la segunda, por detrás de Valencia, comunidad con peor financiación. Ambos han solicitado un fondo de compensación, hasta que se apruebe un nuevo modelo de financiación, que nivele el gasto social de Andalucía y Valencia. Andalucía tiene el peor gasto social por habitante de España. No es una novedad que las comunidades pidan un nuevo modelo para financiarse ya que el actual está sobrepasado. Como tampoco es una novedad que Andalucía necesita más financiación, mientras que su partido no es partidario de los impuestos, para poder modernizar su economía. Ambas comunidades han dejado claro que no pretenden quitar nada a nadie, solo quiere reclamar lo que les pertenece y que es justo. Pero lo que quiero destacar es que dos comunidades autónomas tan distintas, tan separadas ideológicamente, se puedan reunir y firmar un acuerdo conjunto que beneficiaran a ambas. Y esto que debería ser lo habitual, es lo que de manera extraordinaria se convierte en noticia en este país, donde el ruido se ha convertido en el catecismo habitual de la política. Esto es la democracia, hablar, reunirse, tratar de llegar a acuerdos y todo buscando el beneficio de los ciudadanos. Lo otro, lo contrario, lo que se esta practicando en este país, es de todo menos democracia. Hay que reconocer que el presidente Moreno se ha destacado como un político que huye de ese ruido, que su propio partido predica. Es un presidente dialogante, centrado, que evita el enfrentamiento y con un discurso en positivo. Podrás estar o no de acuerdo, pero las formas le hacen ser un presidente que no provoca rechazo. Cierto es que tampoco cuenta con una oposición que le apriete en sus políticas y que le está dejando hacer una política sin sobresaltos. Las alarmantes listas de espera sanitaria tanto en Atención Primaria como en Especialidades, la reducción de la ratio de profesores en la enseñanza, no esta siendo denunciada, sorpresivamente, por la oposición. Tampoco la pérdida de industrias punteras en la Bahía. Son políticas que antes de llegar el Partidos Popular al gobierno provocaron mucho ruido y la pérdida del gobierno al PSOE. Pero es la estrategia del presidente Moreno y le está dando muy buenos resultados, por ahora.

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