Puente de Ureña

Andaluces, ¿levantaos?

¿Por qué, entonces, esa obsesión en ridiculizar y desprestigiar todo lo andaluz, sin querer buscar sus orígenes? Y en sus homenajes sólo tópico. ¿Flamenco, coplas, chistes? No lo sé. Siguen los viejos hados del silencio y el olvido. Qué pena. Cuánto dinero gastado para nada.

Cada día me apena más el estado autonómico de aquella Andalucía de la que se apropiaron unos cuantos listos para aprovecharse de ella. La gran Andalucía. Cortijo de cuarenta años socialistas con la Sanidad y la Educación en quiebra técnica, y además, desde siempre, denostados por el habla, por la pronunciación, por los tipismos, por… ser andaluces.

Hace horas me he inscrito en, gracias a mi condición de académico, en el foro sobre el Habla Andaluza de la Universidad Internacional de Andalucía que con el título de Retrato lingüístico actual de Andalucía, se desarrollará en seis sesiones virtuales desde el 9 al 25 de marzo. ¿Qué pretendo? Investigar la "koiné" andaluza. Comprobar sí hoy desde la Andalucía tercer mundo, de Antonio Burgos para acá, existe voluntad de indagar, buscando la base de un presunto idioma andaluz. Ya Manuel Alvar en su libro Estructuralismo, geografía lingüística y dialectología actual (Editorial Gredos, 1969) afirmaba: "En Andalucía hay una norma culta distinta de la castellana". ¿Por qué, entonces, esa obsesión en ridiculizar y desprestigiar todo lo andaluz, sin querer buscar sus orígenes? Y en sus homenajes sólo tópico. No lo sé. Siguen los viejos hados del silencio y el olvido. Qué pena. Cuánto dinero gastado para nada. Cuantos políticos forrados para que no prevalezca el cortijo sobre el olvido y la palabra.

Andalucía se distingue por ser un conjunto de hablas, fablas. Es decir, no llega a ser ni una lengua ni un dialecto, pero nadie, ha luchado por eso tampoco, ni los que se llenan las bocas de istas ni de los que contraponen banderitas y banderías, pretendiendo hacer lengua de los usos lingüísticos en Andalucía que son la consecuencia de fenómenos de evolución producidos en la "koiné" lingüística, sobre la base del castellano. También se puede decir coiné. Cuasi cocina del habla.

Nos destacamos por –creo- hibernar una serie de arcaísmos, gitanismos, arabismos, etc. Nosotros zezeamos, ceceamos y seseamos y veces ceseamos. Le damos un polimorfismo serio al habla según seamos orientales u occidentales, recordemos que alguien escribió sobre los cuatro reinos de las Andalucías, pero no tenemos un sistema gramatical independiente y sí a lo mejor, un sistema léxico independiente o cuasi independiente. Esa riqueza léxica hizo posible que los escritores andaluces en Madrid, constituyesen la generación del lenguaje y que, sin apoyos ni de gobiernos centrales ni propios, nos descabalgaran los ginferreres y asociados, como en tantos negocios catalanes.

Pero los andaluces heredamos además palabras en desuso o anticuadas o hibernadas en formas cuasi medievales, -el manque pierda del Betis- construido con las confluencias de maguer y anqué, o melecina o medecina, procedentes de la Celestina. Así en esta gran confluencia de disparidades, casi rasgos independientes, hasta el gran lingüista rumano Eugenio Coseriu, reflexionó sobre nuestra habla, creo recordar, que en un congreso de Huelva.

¿Por qué, entonces, esa obsesión en ridiculizar y desprestigiar todo lo andaluz, sin querer buscar sus orígenes? Y en sus homenajes sólo tópico. ¿Flamenco, coplas, chistes? No lo sé. Siguen los viejos hados del silencio y el olvido. Qué pena. Cuánto dinero gastado para nada.

Andalucía es un eco de su nada en el tiempo.

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