Alumbrado navideño

Había que gastar, claro que sí, pero también hay que hacer las cosas en consonancia como lo que somos, una gran ciudad

Vivimos en una época en la que es difícil escaparse del consumismo comercial. Las redes sociales se han convertido en una gran hipermercado que nos bombardean ofreciéndonos atractivos productos comerciales. Un gran mercado que aumenta su capacidad de atracción en las fiestas mas importantes del calendario. Los ayuntamientos se han dado cuenta de la importancia comercial de estas fiestas y se han lanzado a hacerse con un hueco de ese mercado que genera una gran fuente de ingreso a su ciudad. Y la Navidad se ha convertido en una de las fiestas mas atractivas de las ciudades. Con su alumbrado, las calles se convierten en un escaparate gigante de las diversas atracciones comerciales, culinarias, festivas que ofrecen las ciudades. Es la Navidad, con su espíritu familiar, pero transformada en una obsesión consumista y cada vez más comercial, más economicista. Las ciudades conscientes de ese gran mercado cada vez aumentan más su presupuesto navideño, con la seguridad de que es un gasto con retorno.

Málaga creó la gran atracción, con una magnifica puesta en escena del alumbrado navideño. Vigo parece ser que le está ganando terreno, aunque Málaga es mejor ciudad. Cada vez se eleva más el gasto en el alumbrado y se adelanta más su encendido. Existe una competición por atraerse el público a su ciudad. LaPandemia probablemente impida la celebración de estas fiestas con toda normalidad. Pero las ciudades no pueden aparecer apagadas por la tristeza que causa esta enfermedad y tienen que decorar sus calles para convertirlas en un marco publicitario para su economía. Y en esta competición lleva unos años participando nuestra ciudad. Es justo reconocer que las fiestas isleñas ha conseguido atraer público de fuera. Se criticaba que hacíamos fiestas de pueblo, sin ninguna personalidad, con cabalgatas digamos poco adecuadas para una ciudad cercana a los cien mil habitantes. Había que gastar, claro que sí, pero también hay que hacer las cosas en consonancia como lo que somos, una gran ciudad. Fue el concejal Jaime Armario en su primer año al frente de fiesta el que subió el listón y convirtió la Navidad de La Isla en una gran atracción. Fue un punto de partida sin retorno y al que hay que seguir aumentando, cuidando, si queremos resultar atractiva en esta competición de las fiestas navideñas, porque además el comercio y la hostelería lo agradecen. Por eso resulta un poco decepcionante las criticas de la oposición al gasto previsto por nuestro Gobierno Local para el alumbrado especial de la Navidad. Si se hace malo, y si no se hace peor. Y como digo, para hacer las cosas hay que hacerla en condiciones, porque esta ciudad se lo merece.

Decir que el dinero puede ir para pagar ERTES y paro es de una demagogia absoluta y engañosa, porque el pago de los subsidios es cosa del Gobierno de la Nación y no de los ayuntamientos. Por consiguiente, tenemos que mentalizarnos de que somos una gran ciudad y que como tal tenemos que hacer las cosas para sentirnos orgullosos de La Isla.

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