Como el propio género documental en el que se centra en los últimos años, el festival Alcances, al borde del medio siglo, se mueve entre la realidad y la ficción. La realidad, como reconocen los creadores del sector, de que Alcances es una de las citas más interesantes de este país en su género; de que atesora la hermosa y apreciada particularidad de tejer relaciones y redes entre los cineastas propiciando un ambiente más de creación que de competición; la realidad de que la cita ya no es que la su creador diseñó pero que mantiene ese espíritu quiñonesco de hacer de Cádiz una ventana a la creación de diferentes sentires y lugares. Alcances se mueve entre esta realidad. Y entre la ficción, también. La ficción de querer instalarse en el corazón de una ciudad donde al público adulto apenas le interesa nada lejos del folklore propio, donde el público joven se fue y no ha vuelto, y donde todavía no se ha dado el paso de acercar esta cita a los niños.