Nos gustaba la acampada.  Cuando los hijos eran pequeños, parte de nuestras vacaciones fueron en las montañas. Visitar nacimientos de ríos, mirar los cielos sin contaminación lumínica y  recoger orégano o manzanilla era un privilegio.  Cuando fueron creciendo lo hicieron con los scouts parroquiales o con Los Montañeros, en el Pirineo. El amor a la naturaleza se vive y se trasmite. Este verano mis nietos mayores acaban de volver de un campamento al norte de Zamora.

Vivir la experiencia, me decían sus padres, les ayudará toda la vida. Pero claro, yo ahora actúo de abuela. Y lo que veo es que la tierra arde por todos los rincones y que según dicen, muchos de esos fuegos son intencionados.  

El olor a humo llegó al lugar donde se encontraban. Los jefes del campamento por precaución, jugaron a “hacer una prueba de desalojo” hasta el pueblo más cercano.  También las personas del lugar olieron el humo, salieron a la plaza y vieron llegar a la chiquillería.

Cuentan los niños la aventura: cómo les acogieron, que entraron en una mansión, “como un palacio”,  que una señora les dio alojamiento y  que, poco a poco, fueron llegando los vecinos con mantas y almohadas. Todos pudieron dormir protegidos.

Entre tanta humareda provocada y tanto desaprensivo suelto, surge otra manera de ser: la de la precaución ante un posible peligro y la de la solidaridad.  

Cuánto tenemos que agradecer a los bomberos, a la guardia civil, a los municipios que cuidan sus zonas verdes para evitar las tragedias. Cuánto que pedir a la justicia que sea eficaz y que tome medidas ejemplares ante los provocadores de la quema.

Desde este medio, agradezco a esas personas su ayuda. Y a tantas que en circunstancias parecidas, optan por ayudar a los niños o por cuidar los bosques. En momentos difíciles brota la buena gente.

Algún día me gustaría darles personalmente las gracias, aunque tras lo contado por los niños, nadie dudará de la gran humanidad de estos zamoranos.

Los scouts habrán aprendido que hay distintas maneras de ser. Que saber elegir el comportamiento  es muy importante. Y entre estas maneras, no nos olvidemos, está el agradecimiento.

 

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