Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Análisis

Gumersindo Ruiz

Abriendo juntos el pequeño comercio

Los grandes temas políticos y de la enfermedad nos abruman, y dudaba del interés de este aparentemente tema menor de no ser porque mi amigo el polymathes Alfonso Vergara, presidente de la Fundación Metrópoli, lo vio con el entusiasmo de quién se preocupa de verdad porque las ciudades sean acogedoras y seguras, y entiende de ello. La idea viene de unos proyectos, ya realidades, en la ciudad de Baltimore, bajo el título Repensando las calles en un tiempo de distancia física, y se trata, entre otras cosas, de llevar la actividad del pequeño comercio a la calle, como ya ocurre con la restauración. Hay varias cosas de interés; una es que no se hace de cualquier manera sino con un orden y siguiendo unos principios, el primero de ellos es mantener la distancia entre las personas, ya que esto puede convertirse en algo permanente en nuestras sociedades.

El segundo principio es concebir la calle como acceso a la provisión de alimentos y servicios esenciales de pequeños comercios, no sólo es la alimentación sino cualquier tipo de negocio que necesite salir de su pequeño local, utilizando aceras anchas, calles cerradas, espacios de aparcamiento, y vacíos. Tercero, aunque el control del proceso es del ayuntamiento y un centro participativo de diseño, las acciones son iniciativas de comerciantes, y el ayuntamiento cofinancia, da la licencia, y las difunde en Instragram para fomentar la creatividad. Esto lleva a un cuarto principio de que los diseños para realizar actividad comercial en la calle deben ser únicos, acogedores, atractivos, seguros, y que sorprendan y deleiten, siendo a la vez sencillos e imaginativos, y sirvan para que con ellos se hagan también más cómodas las colas y esperas protegiendo a las personas de la lluvia o el sol, y permitiéndoles realizar otras actividades conectados a wifi. Como consecuencia, se generan empleos en la creación, construcción y mantenimiento de estos espacios para el pequeño comercio, y no sería extraño que compañías globales de diseño, fabricación y venta de mobiliario prestaran su apoyo dentro de sus principios de responsabilidad social, que incluyen la vinculación con las comunidades donde venden.

El uso privado requiere educar en la dignidad y calidad del espacio público, responsabilizando a los negocios, estableciendo limitaciones de horario, y sistemas de vigilancia y cumplimiento, que pueden ser electrónicos, lo que debe asumirse de la misma manera que aceptamos que un sistema de vigilancia nos denuncie si sobrepasamos con nuestro vehículo la velocidad permitida. Hay muchas personas para las que la pandemia ha supuesto un alivio de las molestias de aglomeraciones y ruidos que sufrían por el uso de la calle -en esto no hay que buscar equilibrios, sino que la tolerancia debería ser cero-, pero la crisis sanitaria ha sido una disrupción tremenda para muchos pequeños negocios y hay que salir de esta situación no de cualquier manera sino con soluciones donde todos ganen. Dicen que las buenas ideas no tienen límites, pero esto no es del todo cierto, pues hace falta la capacidad e inteligencia para hacerlas realidades, que es lo que el comercio necesita para afrontar una crisis sanitaria cuyas consecuencias pueden prolongarse mucho tiempo.

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