Análisis

aNA SOFÍA PÉREZ- BUSTAMANTE

Ábreu-te, sésamo

La forma en que vivimos últimamente parece que nos ha devuelto tiempo. Tanto, que de alguna manera entre las largas horas y el aire libre amenazado por el toque de queda me supura la infancia. Voy por el parque Genovés cuando se ha puesto el sol y noto el relente en los brazos y esa fragancia de tierra y árbol que solo por la noche entregan los jardines. Bailar sola en lo oscuro abrazada al jardín con la angustia pero la certeza de la soledad y que el placer no dure para siempre. Escuché a Andrea Abreu por la radio. Hablaban de una novela insólita que viene pegando mucho y la autora es ella. Me sorprendió la vocecita de niña. Y entonces pensé que ese iba a ser el trabajo final de mis alumnos: una reseña de Panza de burro con toda la libertad para investigar, ponerse en contacto con Abreu, partir como ella casi de cero para inaugurar su inminente futuro de graduados. Así que he leído ahora la novela (la elegí por un pálpito) y realmente me ha sorprendido. Es una historia nutrida de la infancia de la propia autora en Icod de los Vinos. La narradora obra el prodigio de transmutarse en la niña que fue: una voz de barriada rural canaria que desgrana las historias y sentimientos de unas preadolescentes milenials que son mejores amigas. Son relatos escritos desde la oralidad: cuánto le habría gustado a Fernando Quiñones, pienso, ese privilegio de recrear la lengua que uno 'oye' y vive, más allá de las normas académicas, y alzar en ella, con ella, el monumento al misterio de ese rito de paso que es la pubertad, donde fluctúan la inocencia, la crueldad, la cochinería, la admiración, la pasión de amor que no sabe su nombre y es comunión feroz del más tierno canibalismo. No, no es solo el exotismo de un decir tinerfeño, ni el morbo sociológico de unas islas donde por detrás de los guiris que veranean están las mujeres de la limpieza. Es el milagro poético de la palabra que restaura el mundo original en su lacerante intensidad, el regalo que supone que te devuelvan a lo que fuiste en unas coordenadas que ya no son las tuyas. Es el poema de "tu niñez, ya fábula de fuentes" escrito por una mujer. Suena el agua en los surtidores del parque Genovés con sus lágrimas negras. (Miniña, no suenes decadente).

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