Sendas y solitarias ovaciones, para Alfonso Romero y Alejandro Amaya, respectivamente, fue el escaso balance de la corrida de toros celebrada ayer en Las Ventas, una función en la que Antón Cortés se estrelló con su lote, y en la que el viento lo condicionó todo.
Toros de Javier Pérez Tabernero, bien presentados, de serias y astifinas defensas, y de juego desigual. Primero, cuarto y quinto, los más manejables; segundo, noble y mansurrón; el manso y rajado cuarto y el complicado sexto, los más deslucidos.
Alfonso Romero: pinchazo y el toro se echa (silencio); y estocada casi entera (ovación). Alejandro Amaya, que confirmaba alternativa: estocada trasera y caída (silencio tras aviso); y pinchazo y estocada caída (ovación). Antón Cortés: estocada ligeramente tendida y contraria, once descabellos y el toro se echa (silencio tras aviso); y bajonazo (silencio). La plaza tuvo un quinto de entrada.
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