Flamenco

"La verdadera pureza está en el corazón"

  • La cantaora gaditana Encarna Anillo presenta mañana su primera grabación, 'Barcas de Plata', en el Festival de Jerez

"Por fin", exclama Encarna Anillo (Cádiz, 1983) al otro lado del hilo telefónico. Desde su casa sevillana, y mientras recibe a sus guitarristas para ensayar, la cantaora no puede reprimir su satisfacción ante la próxima salida al mercado (3 de marzo) de su primera grabación, Barcas de Plata (Flamenco World Music), que se presenta mañana martes en el marco del XII Festival de Jerez (Bodega Los Apóstoles, 21 horas). Sólo dos palabras y un ligero resuello resumen el cúmulo de sensaciones que para ella supone ver hecho realidad un largo sueño que viene desde muy atrás en el tiempo.

Realmente, y a pesar de su insultante juventud, en Encarnita, cosas de la precocidad, casi todo viene desde muy atrás. En Cádiz se sabe, porque aquí se la ha visto en los escenarios desde que era una niña. Primero como bailaora y después como cantaora, desde el día de su primera comunión, cuenta ella, en que decidió colgar los zapatos. Encarna había nacido en una familia aficionada de las de verdad y tiene muy presente que lo suyo se lo ha dado la tierra y su casa, tanto como que desde que tuvo uso de razón, rodeada de cante y baile como había estado siempre, tomó conciencia de que su vida era eso, el flamenco y el arte. De esa forma, y durante unos pocos años, fue común verla cantar alante y compartiendo cartel con grandes figuras siendo todavía una niña. La misma que un día se cruza con Juan Manuel Fernández Montoya "Farruquito" en un encuentro que, de alguna forma determinaría su carrera posterior. Los dos, con apenas diez años, coinciden en la boda del guitarrista Román Vicente y en el homenaje a Camarón en el Falla y entre ellos surge una suerte de hermosa hermandad en lo vital y en lo profesional. Desde entonces, y hasta que el bailaor ingresase en prisión, Encarna no ha dejado de cantarle y la gaditana es una más en la familia Farruca.

Si tanto se dice que acompañar al baile es la universidad del cante, en el caso de Encarna Anillo el axioma se hace verdad demostrada, pues nadie como ella, que andaba haciendo festivales con doce o trece años, ha podido apreciar lo que supone esa enseñanza. "Hay un antes y un después -subraya la cantaora-. De pequeña, en los festivales hacía las letras que me gustaban, pero no sabía realmente los estilos que estaba cantando. Con el baile tuve que estudiar los cantes y la puesta en escena. No tenía nada que ver con lo que había vivido". En este trabajo de cante de atrás, Encarna ha combinado el acompañamiento a un baile de tinte tan étnico como el de los Farruco junto al de artistas como Israel Galván, Belén Maya, Rafaela Carrasco o Andrés Marín, precisamente los representantes más acreditados de la vanguardia bailaora. Lejos de sentirlo como una contradicción, la cantaora declara que ha aprendido y disfrutado mucho con la doble experiencia, porque ha tocado las dos caras del flamenco.

Esta del cante para el baile, es sólo una de las opiniones en las que la artista deja aflorar su actitud positiva para con el arte, una mirada que pudiese parecer madura para su edad, si no fuera por lo que ya sabemos. De la misma forma, completa su reflexión sobre el aprendizaje, cuando declara haber aprendido "conforme iban pasando los años, pero todo a su medida. Cuando era chica querían que aprendiese todo y no es bueno tener tanta información a esa edad. Hay que jugar, ir al colegio… Yo creo que he tenido infancia y me he divertido y, desde luego, no decidí dedicarme enteramente a cantar hasta que no me saqué el Graduado Escolar y luego la E.S.O." Y la misma actitud mantiene cuando se le pregunta sobre sus gustos cantaores, esos que ha dejado impregnados en su primera grabación. Para ella no hay tampoco contradicción entre su amor por los estilos de Marchena o por la jondura de Chocolate. "La verdadera pureza está en el corazón. Ni en los gitanos ni en los payos, ni en la voz laína ni en la rajá. Da igual si está el corazón por delante", concluye de forma rotunda.

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