Cultura

Los tesoros del Hermitage deslumbran en el Prado

  • Madrid exhibirá durante cuatro meses y medio, a partir del martes, la mayor colección de joyas del museo ruso fuera de su sede en San Petersburgo

El Prado ya habla ruso. Cartelas en cirílico, libros de Tolstoi y ejemplares de Chejov comentado, de la editorial española Nevsky Prospects, arropan desde la tienda de la pinacoteca madrileña la llegada de los tesoros del Hermitage, uno de los museos enciclopédicos más importantes del mundo. Y "spasiva" es la palabra de moda. Porque todos ayer quisieron agradecer, en la presentación a los medios, este desembarco sin precedentes de 179 obras maestras de las colecciones rusas que el público podrá disfrutar desde este próximo martes hasta el 25 de marzo.

El Hermitage en el Prado, organizada por ambos museos junto a Acción Cultural Española y patrocinada por la Fundación BBVA, es la respuesta a la exposición de tesoros artísticos españoles que se convirtió en la más vista en la historia de San Petersburgo. "Más de medio millón de personas visitaron entre febrero y mayo El Prado en el Hermitage y tuvimos que reeditar varias veces el catálogo", afirmó por videoconferencia el director de dicho museo, Mikhail Piotrovsky, antes de desgranar algunas de las joyas de este "acontecimiento cultural" que refulge con el oro de los escitas que cruzaban las estepas gracias a la sobrecogedora colección arqueológica, sorprende con la madurez del San Sebastián de Tiziano o el Tañedor de laúd de Caravaggio (la única pintura suya que permanece en Rusia) y recrea, mediante trajes, joyas y acuarelas, cómo era la vida en el Palacio de Invierno durante la época de los zares.

"Hemos querido contar la historia de nuestro museo y sus colecciones, contar la historia de los zares y los coleccionistas que formaron estas pinacotecas para presentaros Rusia tal como la imaginamos, amamos y apreciamos a través del Museo del Hermitage", sentenció Piotrovsky.

Para Miguel Zugaza, director del Prado, "esta muestra propone, como hiciera Sokurov en su maravillosa película El arca rusa, un travelling por la historia de Rusia y por el afán cosmopolita y europeísta del Hermitage". Un viaje al que dan la bienvenida los retratos de los emperadores Pedro I, Catalina II y Nicolás I y que incluye una embriagadora sucesión de obras maestras de la pintura, el dibujo y la escultura como El almuerzo de Velázquez, Retrato de un estudioso y Caída de Haman de Rembrandt, un dibujo de Durero de 1515 (la pieza más antigua de las secciones de bellas artes), trabajos de Rubens, Watteau, Chardin e Ingres, la Magdalena penitente de Antonio Canova (de quien el Hermitage se jacta de atesorar la colección más grande del mundo), el modelo en terracota de Bernini para El éxtasis de Santa Teresa, Conversación de Matisse, la Composición VI de Kandinsky o la impactante Bebedora de absenta de Picasso. La última pieza en sumarse a estos fondos es el misterioso Cuadrado negro de Malevich que, para Sviatovslav Savvateev, comisario de la muestra junto a Gabriele Finaldi, director adjunto del Prado, resume el espíritu del conjunto: "Un colega me dijo que la obra de Malevich estaba fuera de lugar. Otro me aseguró que era lo mejor de nuestros fondos".

El Hermitage comenzó siendo un gabinete de curiosidades reunidas por Pedro el Grande (1672-1725) y recibió un considerable impulso con la zarina Catalina la Grande, a quien Voltaire llamaba la Semiramis del Norte y que adquirió colecciones excelentes de ministros y diplomáticos europeos sellando este modelo de museo dentro de un palacio que, aquí, ilustran reliquias cortesanas como el vestido de Maria Fiodorovna o la célebre colección de orfebrería donde, entre gemas, oros y esmaltes, descuella una carabela española de esmeraldas verdes. En el siglo XX los fondos se beneficiaron del coleccionismo privado de vanguardia, que pasó al Estado tras la Revolución.

La exposición, que los Reyes inauguran el próximo lunes, podrá visitarse todos los días de la semana: de martes a domingo de 9 a 20:00 y los lunes, de 10 a 20:00 hasta el 16 de enero. A partir de esa fecha, entrará en vigor el nuevo calendario y el Prado abrirá de lunes a sábado de 10 a 20:00 y los domingos y festivos, de 10 a 19:00. La tarifa única es 12 euros y el museo recomienda la adquisición anticipada de la entrada porque la previsión es que este colofón del Año Dual Rusia-España iguale los récords de visitas de San Petersburgo e, incluso, los supere.

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