Cultura

"En ningún tema hay tanta demagogia como en el de los derechos de autor"

  • La novelista presenta hoy en el Jardín de Caballeros, en Jerez, su nuevo libro 'Inés y la alegría'; aquí, una charla con la madrileña sobre rosquillas, historias desconocidas, la SGAE, política, futuro...

Con su amabilidad habitual, la escritora madrileña acepta la entrevista y cuenta a través del teléfono los orígenes y las intenciones de su nueva novela, 'Inés y la alegría' (Tusquets). Un libro que será presentado hoy, dentro del ciclo 'La costumbre de leer', que organiza la Fundación Caballero Bonald, y para el que cuenta con la colaboración de la librería 'La Luna Nueva'. Será a las 20,30 horas, en el Jardín de Caballeros 37 (entrada por calle Barja), de la mano de Nieves Vázquez Recio y la propia escritora. Una obra que quiso ser película y que "afortunadamente" no lo fue. Un homenaje a Galdós, una recuperación de la historia de España más desconocida. Ficción desde la realidad, realidad de lo que pasó en el Valle de Arán.

-¿Qué es 'Inés y la alegría'?

-Es la primera novela de una serie de seis, que tienen como título común 'Episodios de una guerra interminable', que comparten un espíritu y un modelo. Ya que lo que voy a intentar es contar 25 años de la posguerra española desde el 39 al 64 adaptando el estilo de los 'Episodios Nacionales' de Galdós. Voy a inventar historias de ficción que encajen en el marco de un acontecimiento real, de tal manera que los personajes de la historia real interactúen dentro de mi historia de ficción con mis personajes de ficción. En 'Inés...' lo que se cuenta es la invasión del Valle de Arán, un episodio muy desconocido de la resistencia contra el franquismo, quizás la tentativa armada más importante que se hizo nunca contra la dictadura a finales del 44.

-Usted dice que sus personajes surgen a partir de imágenes. ¿Cómo creó entonces a Inés?

-Es un personaje singular, nacida en una familia de la alta burguesía madrileña, que ha decidido vivir de una manera distinta. El 18 de julio, por circunstancias, se queda sola en Madrid, algo que le permite asomarse al mundo. Elige un bando contrario al de los intereses de su familia. Cuando se acaba la guerra y ganan sus hermanos tiene que pagar las consecuencias: un largo cautiverio que la lleva a Lérida. Allí, en el momento de la invasión, roba un caballo, una pistola, se lleva sus rosquillas y se va con los guerrilleros. Todas las historias que hago me han encontrado ellas a mí, no yo a ellas. Con 'El corazón helado' (Tusquets) me enganché a la historia de España, una adicción incontrolable, pensaba que sabía todo lo que tenía que saber y lo primero que aprendí es que no sabía nada. Empecé a leer, leer, leer... Y mientras leía me iba encontrando con historias de la posguerra que me tentaban mucho y no sabia qué hacer con ellas. Fui acumulando historias y la de Arán fue la más llamativa de todas, que descubrí en 'Las memorias de Manuel Azcárate. Derrotas y esperanzas'. Me dejaron atónita. Y para una novela posible me llegó a mi cabeza la imagen de una mujer, a caballo, con pistola y sus rosquillas. No sé por qué veo esas cosas y no quiero saberlo, porque el día que lo sepa dejaré de escribir. Esta imagen me dio muchas pistas sobre el personaje.

-Es casi un western...

-Claro, por eso la primera idea era escribir un guión de cine porque después de 'El corazón helado' estaba muy perdida. Después de 1.000 páginas, ¿otras más? ¿Una novela negra? No, a mí me parecía poco y a mis lectores también. Así que decidí cortar por lo sano y escribir cine. No me salió bien, me salió un guión larguísimo y una película carísima. A todo el mundo le gustaba la idea, pero era cara. Así que afortunadamente no salió la película. Y comprendí que lo que tenía que hacer era escribir una novela. Tras un año y medio equivocándome, tardé una hora en acertar.

-¿Es ésta una forma de hacerle un homenaje a Galdós?

-Sin duda. Es un intento de situarme en su tradición. Yo no cuento grandes batallas y hechos conocidos como él, sólo pequeñas batallas de la guerra de resistencia contra el franquismo y hechos muy desconocidos. Lo que pretendo es rescatar historias muy pocas conocidas y, sobre todo, mostrarle a los escritores y lectores españoles que hubo una generación que luchó y afrontó grandes riesgos que algunos pagaron con su vida y otros con años de libertad, para que viviéramos como vivimos, porque de alguna manera nuestro presente es el futuro por el que ellos lucharon.

-¿Ha tenido alguna oferta para llevar este 'primer capítulo' al cine?

-No. La idea de que fuera una película está vinculada a mi amiga la cineasta Azucena Rodríguez porque desde el principio la embarqué en esto.

-La situación de crisis actual en el país y en el mundo, tanto en economía como en política, y el movimiento 15-M, también dará para muchos capítulos en un futuro...

-Ahora estamos viviendo un momento del que probablemente se escribirá en un futuro. Por un lado, creo que no estamos ante una crisis, sino ante un fin de ciclo: el final del estado del bienestar, de una sociedad en la que dábamos los derechos por sentado y que no hemos defendido. Y por otro lado, está la respuesta que ha dado el 15-M y todo lo que gira a su alrededor, que ha sido como la resurrección de un moribundo, de una sociedad que agonizaba, anestesiada, impasible ante lo que estaba pasando. Se ha producido un estallido que nos ha devuelto la juventud. Pero creo que nada se acaba aquí: ni las reformas del Gobierno se van a acabar en simples reformas, ni el 15-M terminará en un simple movimiento callejero.

-¿Y todo lo que está pasando con la SGAE?

-En lo que está pasando con la SGAE lo importante es distinguir con claridad los actores que intervienen en este tema, porque probablemente en ningún tema haya tanta demagogia, ni tanta manipulación como el que tiene que ver con los derechos de autor. Creo que en lo de la SGAE tendremos que esperar a que un juez se pronuncie y es deseable que la investigación sea seria y salga todo a la luz. Si de verdad ha habido un delito societario y de malversación de fondos, lo que es importante es subrayar que las víctimas son los autores, no sólo son los culpables. Y lo digo yo que no formo parte del universo SGAE. Espero que el juez llegue hasta el final y que también los resultados de la investigación justifiquen el aparato mediático de la detención de la cúpula de la SGAE, porque vivimos en un país en el que a los políticos corruptos nunca los han sacado esposados de su lugar de trabajo.

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