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Cultura

La riqueza romana emerge en Baelo

  • El análisis del 'Doríforo' permite identificar piezas de una docena de canteras diferentes del Mediterráneo. La UCA calcula que hay 10.000 metros cuadrados con hallazgos por excavar.

El conjunto arqueológico Baelo Claudia, situado en la ensenada de Bolonia, está muy vivo. Las últimas investigaciones desvelan la pujanza económica que marcó al enclave en su época romana. Hace tres años, el profesor titular de Arqueología de la Universidad de Cádiz (UCA), Darío Bernal, desveló el hallazgo de un conjunto termal marítimo en la zona del suburbium -zona periurbana- tras unas excavaciones en las que también se localizó una escultura, que se identificó como una copia del Doríforo, del conocido escultor griego Policleto.

Cinco años después del comienzo del proyecto de la UCA, de la mano de la Delegación Territorial de Cultura y la dirección de Baelo Claudia, se ha publicado un monográfico -en español e inglés- que permitirá dar una dimensión internacional al hallazgo para que llegue a manos de investigadores de todo el mundo.

Esta publicación fue presentada ayer por la delegada territorial de Educación, Remedios Palma; junto al responsable de Publicaciones de la UCA, José Marchena; el director de Baelo Claudia, Ángel Muñoz, y el director del proyecto arqueológico, Darío Bernal, que inició su intervención apuntando que "no todos los días se descubren edificios nuevos en yacimientos cuyo uso se pueda demostrar, no es lo habitual".

Bernal recordó que el hallazgo no fue casual. El equipo investigó con técnicas geofísicas el barrio pesquero-conservero. Descubrió esta zona desconocida y los sondeos arqueológicos confirmaron que había termas, las segundas de Baelo. Han aparecido más de 5.000 fragmentos de placas de mármol en el conjunto termal, que aún hay que estudiar, y la mayoría de la decoración era mármol coloreado procedente de países como Egipto o Túnez.

El investigador explicó, para dimensionar lo que aún puede dar de sí Baelo, que de la zona termal nueva sólo se han excavado unos 100 metros cuadrados y tienen total certeza que, al menos, hay 10.000 metros cuadrados en los que hay hallazgos.

En el libro hay una presentación de las termas junto al estudio del famoso Doríforo -significa el portador de lanza-, una obra clásica de Policleto -siglo V a. C.-. Bernal recordó que "es la primera vez que se encuentra en la España romana una copia de esta obra, está realizada en mármol importado, y tras los análisis científicos se ha podido demostrar que el material procede de una de las canteras de las Islas de Paros, en el Egeo, que eran las más prestigiosas del mundo antiguo".

La importancia del hallazgo de la escultura permite, según Bernal, demostrar que la construcción del conjunto termal se ornamentó con un programa decorativo del más alto nivel de la época. De hecho el Doríforo se ha estudiado desde el punto de vista artístico por la profesora Isabel Rodá y su equipo. Analizaron las piezas identificando más de doce procedencias de las principales canteras del Mediterráneo.

La escultura apareció fragmentada delante de la hornacina donde debía estar colocada. En el siglo V, sin saber los motivos, se tiró. Los fragmentos dentro de la terma se han posicionado en su lugar y se ha restaurado y colocado en la pieza, que aproximadamente tiene el 65% de la totalidad de la escultura. Bernal considera que antes o después aparecerá el resto, como la cabeza, que probablemente esté en el entorno.

Junto a la copia del Doríforo apareció una punta de lanza en hierro, también restaurada, que formaba parte de la escultura. Por la importancia de la misma lo lógico es que fuera de oro o mármol, pero en este caso es de hierro.

El profesor insistió en que la escultura permite reflexionar sobre quién construyó las termas así como el momento de pujanza económica de la ciudad en el siglo II a. C., incidiendo sobre la importancia de Baelo entre el siglo II y el V.

El monográfico tiene cinco capítulos, en el primero se presentan las fases de las termas y la historia de la ciudad. El segundo y tercero giran en torno a la escultura, desde el contexto arqueológico al análisis estilístico, tanto datación como paralelos. Bernal recordó de hecho que hay menos de diez piezas como el Doríforo en todo el mundo y con lanza ninguna, ni tampoco información equiparable a la que se tiene sobre la hallada en Baelo. "Toda esta convergencia de factores provocan que esta escultura halla adquirido una relevancia a nivel nacional e internacional". Por ello el libro permitirá que el hallazgo y el estudio quede escrito y se pueda leer y difundir.

El investigador de la UCA subrayó que todo se ha hecho en un tiempo récord. Las investigaciones empezaron en el 2010 y ya se han publicado avances en revistas científicas. Y en cinco años se ha publicado una monografía, un periodo corto en referencia a lo que se tarda en descubrir, excavar, procesar, estudiar y publicar.

El monográfico permitirá ayudar a documentarse por lo menos a tres generaciones, aunque se vaya actualizando. Deontológicamente es muy importante publicar las excavaciones. "Si no desnudas científicamente y no publicas todos los datos luego los investigadores no pueden venir detrás", señaló Bernal, que auguró además que traerá mucho debate científico.

Los coeditores del libro son, además de Bernal, José Ángel Expósito, José Juan Díaz y Ángel Muñoz, éste último director del conjunto arqueológico de Baelo Claudia. Demuestra el trabajo conjunto entre la Consejería de Cultura y la UCA. Han contado además con fondos del Ministerio de Economía y Competitividad, a través de proyectos de investigación, y con el apoyo del Campus de Excelencia Ceimar y del Instituto Catalán de Arqueología Clásica. Los autores del libro denotan que para hacer investigación arqueológica se debe recurrir especialistas de diferentes campos.

El estudio que se recoge en el monográfico permite replantear la historia de la ciudad. En el mismo sitio donde se hallaron las termas hay estratos anteriores así como desde la época de su funcionamiento hasta la época de Adriano y Diocleciano. Luego llegan las evidencias del abandono del edificio y su reocupación en época Tardo Antigua, así como vestigios de seísmo y reocupaciones pesqueras o militares.

El Doríforo, prácticamente desde su hallazgo tras ser restaurado en el propio laboratorio de Baelo Claudia, se expuso al público dentro del discurso museográfico del conjunto. Destacar además que entre publicaciones, estudios y excavaciones han participado unas 50 personas, desde profesores a alumnos, siendo un valor añadido el esfuerzo de la UCA por investigar a la vez que forma a su alumnado.

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