ORY camino de Cádiz

El puzzle de la vida de Ory

  • Junto a su viuda, Laura Lachéroy, dos técnicos del Ayuntamiento de Cádiz ultiman los trabajos de inventariado del extenso legado del poeta de las vanguardias desde su casa de Thezy-Glimont

El apabullante y desbordante universo Ory se hizo de un sagrado santuario en una pintoresca y tradicional casa enclavada en la pequeña aldea de la región de la Picardie francesa Thezy-Glimont, al norte de París. Tras la fachada de ladrillos rojizos que impera en el tranquilo entorno levantó, junto a su amada e inseparable mujer, Laura Lachéroy, el refugio donde profesaba su incondicional fe al vanguardismo creativo que siempre caracterizó su poesía y modo de vida. La guarida del Carlos Edmundo de Ory escritor y artista. El museo de toda una trayectoria que ahora se desmonta como un puzzle, pieza a pieza, vivencia a vivencia, para más adelante lucir imponente en su Cádiz natal, como él mismo dispuso, al abrigo de la Fundación que prolongará su nombre y su obra eterna.

De esta encomiable labor se encargan metódica y cuidadosamente los técnicos del Ayuntamiento de Cádiz Fernando Osuna, de la Fundación Municipal Reina Sofía y Carlos Casado, de la Biblioteca Municipal José Celestino Mutis. Llegaron a la casa de Ory-Lachéroy el pasado lunes 19 de febrero y se marchan hoy. Juntos han inventariado durante horas y horas, que no catalogado, el inmenso patrimonio de un escritor que se afanaba en guardarlo todo. Y al frente, una supervisora de honor, Laura Lachéroy, que ve pasar la vida que forjaron juntos ante sus ojos.

"Ya puedo hablar, ya me salen las palabras", confiesa a este medio, desde uno de los confortables sillones del salón de la casa. Sus ojos serpentean entre el brillo de una emoción que suministra, pausadamente, sus sensaciones. "Me ha dado tanta riqueza, que ahora viviré por siempre con ella", dispara desde el corazón, como Ory hiciera con sus aerolitos. "Le gustaba guardar y exponer todas sus cositas y luego las enseñaba como un tesoro, tanto si era de valor como si no", apunta. "Cuando íbamos por la calle iba incluso mirando el suelo y a veces recogía algo que consideraba interesante".

Y todos sus objetos, recuerdos, colecciones, aparte de un extenso legado bibliográfico, se exponían, cual valioso trofeo, en cada uno de los recovecos de su modesta casa de tres plantas. "Sabía donde tenía cada artículo y los iba cambiando cada cierto tiempo. En esto era algo maniático, pero a mí me gustaba", comenta, orgullosa, entre risas. "Con los libros no lo tenía tan claro. A veces me mandaba a buscar un ejemplar concreto, y yo lo encontraba".

Ahora todo este legado que donó a Cádiz va tomando sitio en las cajas que lo portarán hasta allí. Un trance que le ha resultado duro, pero que ha sabido llevar dignamente porque "así acordamos que fuera, así tenía que ser".

El cariño y ternura que sobre ella y su trabajo han volcado los expertos del Consistorio han hecho el resto. "Durante estos días hemos sido como una pequeña familia", apunta Carlos Casado, que junto a Fernando Osuna han convivido bajo el mismo techo con la viuda del genial y rebelde escritor.

"Ha sido una tarea muy dura. Aquí había mucho que hacer y hemos trabajado de ocho de la mañana a nueve de la noche, todos los días", comentaban. "Ha habido momentos en que pensábamos que no acabaríamos en el tiempo estipulado". Pero cuando Diario de Cádiz llegó a la casa ya tenían prácticamente el cien por cien del legado bibliográfico empaquetado. Un total de 290 cajas, cuya primera remesa salió el martes hacia París, hacia un centro de embalaje donde todos los libros y revistas de Carlos Edmundo de Ory serán dispuestos en palés y adecuadamente embalados y protegidos en plásticos, antes de partir rumbo a la ciudad que lo vio nacer, donde tardará unos días en llegar.

Un poquito antes llegará la parte de esta donación integrada por sus enseres, recuerdos, obras de arte, dibujos y collages. En esto andan sumido los técnicos sus dos últimos días de estancia en Thezy-Glimont. Mientras Laura desempolva carpetones rellenos de originales y carteles de los más variados autores que uno pueda imaginar, desde Aute a Roberto Bolaño, pasando por Manuel Gil a Eduardo Chicharro, Fernando envuelve celosamente sus recuerdos a la par que Carlos toma nota desde su portátil de las características del material. Trabajo en equipo que se llama. Una tarea que comenzó en la tercera planta de la casa y que ahora da sus últimos coletazos en la mesita redonda del salón. "Hemos realizado un barrido por cada una de las habitaciones de la casa, en todas y cada una en las que había un valioso material", señala Carlos Casado. Así, de arriba a abajo, han inventariado el contenido de los dos cuartos de la tercera planta, en uno de los cuales permanece intacto sus valiosos archivos de epistolarios con los más grandes poetas de su generación; el de parte de su despacho -donde trabajaba y todavía permanece buena parte de su obra, alguna inédita, y más correspondencia-, así como el de la sala la anexa, ambos en la segunda planta, donde también se conservaban libros, una buena remesa crítica sobre su propia obra y documentos varios. Y, por último, los ejemplares de la habitación de su acogedor jardín. Un punto donde la concentración de humedad es mayor y donde el estado de conservación de las obras empezaba a resentirse. "En general la conservación de todo el material es muy buena, a excepción del rincón del jardín, donde si hubiera permanecido tres años más se hubiera perdido".

Un inventario para el que se han ceñido a recoger el título de cada obra, el nombre del autor y su estado de conservación, "de cara a su llegada a Cádiz", apunta Fernando Osuna, quien asegura que Ory tenía todo ordenado por autor, "lo cual ha facilitado mucho el trabajo, pese a no estar numerado ni tejuelado".

Una vez que terminen de empaquetar el resto de recuerdos y obras, partirán casi a la par camino a Cádiz, o Tharsis, que es el nombre que originariamente adoptaba Thezy, donde Ory decía que "nació y murió". Así fue como los paisajes que enmarcaron su vida conectaron para siempre. En Francia se erigió el templo de sus creaciones y en Cádiz se acunarán y mimarán para los restos. Como un gran puzzle de su vida.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios