Cultura

"Los profesores son los verdaderos héroes de la sociedad en este momento"

  • El director de 'La noche que no acaba' y 'La leyenda del tiempo' funde la tradición oral africana y la obra de Miquel Barceló en 'Los pasos dobles', cinta con la que ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián

El imaginario de Isaki Lacuesta (Gerona, 1975), habitado por Camarón de la Isla, Ava Gardner o el boxeador Cravan, se ha ensanchado con la pintura de Miquel Barceló en Los pasos dobles, el filme de ficción que le valió la Concha de Oro del último Festival de San Sebastián a este inquieto explorador del lenguaje cinematográfico. La obra forma parte de un díptico que completa el documental El cuaderno de barro, específicamente dedicado a la obra de Barceló, y que puede verse en la web de Filmin. En cambio, Los pasos dobles se enfrenta a los problemas habituales de distribución del cine más experimental y, con 10 copias circulando, en Andalucía sólo se ha estrenado por ahora en Málaga.

-Ha devuelto al cine español una Concha que no ganaba desde Los lunes al sol. ¿Cómo se siente?

-Estoy muy contento. Ha sido increíble. Cádiz siempre me trae muy buena suerte. Recogí el premio de homenaje de su festival, Alcances, y, una semana después, la Concha en San Sebastián donde la presidenta del jurado, la actriz Frances McDormand, nos dijo que incluso se plantearon darnos el premio al mejor actor pero ya era demasiado.

-¿Qué papel ocupa Los pasos dobles en el conjunto de su obra?

-Esta película es una caja de sorpresas porque va cambiando de estilo a medida que avanza. Cuenta la historia del pintor, místico y escritor François Augiéras, que descubrió un búnker militar en el desierto y lo convirtió en una especie de Capilla Sixtina. Lo pintó por completo y dejó que la arena lo enterrara con la esperanza de que fuera descubierto en el siglo XXI. A partir de esa historia mítica que Miquel Barceló me contó, la película se convierte en un viaje a través de distintos tiempos, registros y estilos poblada por bandoleros, pistoleros y milicias. Tiene partes de comedia, de drama, de spaghetti western... Aquí el suspense se basa en que no sabemos qué pasará en el siguiente plano o secuencia.

-¿Qué le sorprendió más de su trabajo con Barceló en Malí?

-Barceló es un artista que admiraba mucho, un tipo muy inspirador. Y ahora que lo conozco bien es un compadre. Encuentro que compartimos esas ganas de trabajar con materiales concretos que nos encontramos por el camino, aunque tengamos ideas previas.

-¿Cómo se integran las dos partes de este díptico africano?

-Los pasos dobles es una ficción total. En cambio, El cuaderno de barro es un documental mucho más clásico. En una secuencia de la película Barceló trabaja y cierra su cuaderno con la pintura aún fresca. Cuando lo abre, esa imagen se desdobla. Pues así son las dos obras, hay muchos juegos entre ellas aunque funcionan perfectamente por separado. En la ficción, por ejemplo, los bandidos tratan de rescatar a un poblado de albinos de sus perseguidores. En el documental, ves cómo Barceló alucina con los albinos, que allí son perseguidos y hasta asesinados por superstición, e inventa una técnica pictórica en su honor que va ensayando con lejía, telas negras y capas traslúcidas.

-¿Cómo asimila aquí las tradiciones orales del País Dogón?

-Barceló nos contaba, y luego lo vimos en directo, que al no haber televisión allí son buenísimos contando historias y se pasan haciéndolo las noches y los días. Una madrugada, Miquel les explicó la historia de Jesucristo, porque no sabían cómo funcionaba el cristianismo, y un poco después les contó Frankenstein, Billy el Niño y la vida de Caravaggio. Al cabo de unas semanas la gente del pueblo se lo explicaba a sus hijos y colegas todo mezclado, transformado y mejorado: que Jesucristo cogió un fusil, mató a gente y lo crucificaron para resucitar como una especie de Frankenstein. Así que pensamos hacer lo mismo en Los pasos dobles, como si nos contaran la historia de Augiéras dentro de 200 años mezclada con la vida de Barceló en África, los pistoleros y llevarlo todo al límite.

-Al recoger el homenaje de Alcances a su carrera anunció que piensa rodar la segunda parte de La leyenda del tiempo. ¿Cuándo?

-Cádiz es un lugar al que siempre quiero volver para trabajar y vivir. Por su luz y por su gente es uno de los mejores lugares de España para filmar. La leyenda del tiempo 2 será una de las próximas películas pero no la inmediata. Siempre andamos con varios proyectos a la vez, que dejamos madurar cuatro o cinco años antes de rodar. Ahora estoy muy ilusionado con una serie de televisión que preparamos junto a Albert Pla, que será uno de los personajes de esta comedia entre Ricky Gervais y Monty Python. Tengo muchas ganas de llegar a otro tipo de públicos también y de que me saquen del gueto en el que algunos me quieren meter.

-¿Sigue molesto con las críticas que ha recibido su nueva película?

-Ha habido críticas excelentes y otras malas, es lo normal. La gran diferencia que he notado en San Sebastián es que la gente que hace cine sabe cómo se rueda, cómo se pegan dos planos y lo que implica hacerlo. El jurado me decía que dialogaban todo el rato sobre cómo conseguimos hacer esta u otra secuencia, ese tipo de preguntas que los cineastas nos hacemos.

-Junto a otros realizadores ha tomado un papel muy activo en la defensa del festival de cine documental Punto de Vista, de Pamplona, que ha estado a punto de desaparecer y será, en adelante, bienal.

-Es importante defender estos festivales por la misma razón que es importantísimo que no nos dejemos recortar la educación y la cultura. Incluso mi hermano, que es economista y viene de la escuela liberal de Chicago, me dice que si queremos invertir en el futuro de este país y levantar la economía donde no podemos recortar es en cultura y educación. Los profesores son los verdaderos héroes de la sociedad en este momento. Lo que pasa con los recortes en educación es gravísimo, lo mismo que con los festivales, que son otra forma de llevar la cultura a la gente de una forma muy barata, por un precio que cuesta mucho menos que los trajes de algunos políticos. Esto lo demuestra con creces Punto de Vista. El cortometraje que ganó este año en Alcances, Notas de lo efímero, de Chus Domínguez, fue producido por este certamen. Creo que es fundamental que, como ciudadanos, protestemos y defendamos lo que es más importante para la sociedad o acabaremos aplastados.

-Tras licenciarse en Comunicación Audiovisual por la Autónoma de Barcelona cursó el Máster de Documental de la Pompeu Fabra y se convirtió en alumno de Joaquim Jordá. ¿Qué aprendió de él?

-Era una persona maravillosa y se le echa mucho de menos. Tenía una lucidez intelectual y un sentido del humor brutal. Es curioso. Somos muchos los que nos sentimos deudores de Jordá y somos muy distintos entre nosotros. Pero es que él nos enseñó a hacer cine como nosotros éramos, cada uno de nosotros. A hacer cine en libertad sobre todo. El decía que era libre no porque hiciera todo lo que quería sino porque no hacía nada que no quisiera.

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