Dice José María Balcells, estudioso de la amplia trayectoria de José Corredor-Matheos, que los manchegos tienen siempre algo de delirantes, al abrigo de aquella tierra llana y que otorga sensación de vacío a los que la habitan. Quizá en compensación por esa aparente carestía de lógica, ha llenado de genio el espacio más allá de sus fronteras, desde el inmortal Quijote al pintor Antonio López o el cineasta Pedro Almodóvar. José Corredor-Matheos es Hijo Predilecto de Alcázar de San Juan, donde nació su talento, y Medalla de Oro al Mérito Cultural del Ayuntamiento de Barcelona, ciudad donde reside desde la infancia.

Corredor-Matheos presume también de un impresionante currículum como historiador, traductor, crítico de arte y ensayista. Figura de referencia de la cultura patria, se siente "profundamente español, pero no solo"; un ciudadano del mundo que visitó Cádiz para leer por primera vez ayer a sus 85 años.

El público asistente al acto celebrado en la Fundación Carlos Edmundo de Ory, en el Centro Cultural Reina Sofía, pudo disfrutar de unos poemas humorísticos en la voz no solo de una generación -su trabajo como escritor comienza algo antes de los 50- sino de toda una época que escapa al tiempo. "El entorno me influyó para escribir en esos años de tensión política, todos vivimos la guerra, dificultades".

Cercano entonces al comunismo pero consciente de su esencia utópica, creaba además poemas influidos por el brahmanismo ya que "tenía una preocupación espiritual" que lo diferenciaba de los escritores más célebres de esa hornada de la Posguerra.

Su corpus poético conserva "una tensión de tipo existencial, de creencia en lo sagrado y en que la vida tiene algún sentido". De ahí proviene también el carácter transversal de su producción: "el poeta tiene que profundizar por debajo de los acontecimientos históricos, tratar temas universales sin prescindir de las circunstancias. No ha habido grandes cambios genéticos en nosotros desde el homo sapiens".

Confiesa haber sentido siempre "pudor" al acercarse a sus coetáneos literatos, a menos que fueran muy amigos como Alberti, como "el provinciano que llega a la corte, porque la poesía es algo íntimo". Califica, por otro lado, como "muy buena" la poesía española actual, algo que no ocurre con otras artes debido a que "la poesía no tiene mercado, no se vende como la pintura". Y aún siendo aquella a la vez éxito y fracaso por el "vacío significativo de no poder conocer la vida", él no es un "fingidor", como decía Pessoa, y ahora se encuentra llenando de vivencias la que será su próxima publicación, unas memorias previstas para 2015 con la editorial Tusquets.