Cine

Los 'olvidados' por la Academia de Hollywood

  • Clint Eastwood, 'Gomorra' o 'El caballero oscuro' son algunas de las grandes ausencias en las candidaturas a los Oscar de este año.

En cada edición de los Oscar hay películas, actores o directores olvidados por Hollywood a la hora de elegir a los candidatos. Este año los principales agraviados son Clint Eastwood, Jonathan Demme, El caballero oscuro o Gomorra.

Quizás el mayor olvido es el no haber nominado a Clint Eastwood por su enternecedora interpretación de un amargado, racista y políticamente incorrecto veterano de la guerra de Corea, Walt Kowalski, en Gran Torino, otro de los filmes ninguneados de este año. Hollywood debería haber reconocido la labor de Eastwood como actor pero también como director de Gran Torino y de El intercambio, dos nuevas muestras del talento de este mito del western reconvertido en sensible realizador e intérprete.

Eastwood está fuera de las quinielas, al igual que muchas películas, intérpretes o cineastas que han sufrido el hecho de que hay tabúes o costumbres que la Academia de Holywood no parece preparada para saltar. En ese caso se podría situar El caballero oscuro, la última y fantástica historia de Batman, que ha recibido ocho nominaciones, pero sólo una de entidad y que además -aunque merecida- huele a homenaje: la de Heath Ledger como Mejor Actor de Reparto. Los académicos no se han atrevido a situar la película entre las candidatas a Mejor Director (Christopher Nolan) o Mejor Película aunque se lo merezca, porque el género de acción no suele ser reconocido en estos premios, a pesar de honrosas excepciones como El fugitivo (1993) o En busca del arca perdida (1981).

Lo mismo se puede decir de WALL·E, que se ha tenido que conformar con seis nominaciones en categorías típicas de la animación y no ha podido dar el salto a las categorías principales, algo que sólo La bella y la bestia consiguió en 1991, porque las películas animadas no son películas tradicionalmente oscarizables, al igual que filmes más o menos independientes como La boda de Rachel, de Jonathan Demme; Happy, un cuento sobre la felicidad, de Mike Leigh; Hunger, de Steve McQueen, o Frozen River, de Courtney Hunt.

Algunas de estas películas han conseguido nominaciones de peso pero escasas: Anne Hathaway a Mejor Actriz en la cinta de Demme o Melissa Leo en Frozen River, filme también candidato al Mejor Guión, al igual que Happy, mientras que Hunger, que ha cosechado numerosos premios a lo largo del año, ha sido totalmente ignorada. Todas ellas deberían estar más representadas en la carrera por los Oscar, especialmente La boda de Rachel, con la que Jonathan Demme ha dado un giro radical a su carrera, lejos de las producciones que le han dado la fama e incluso una estatuilla (por El silencio de los corderos en 1991).

Lo mismo ocurre con El luchador, de Darren Aronofsky, del que la Academia ha destacado a sus actores -Mickey Rourke en la categoría principal y Marisa Tomei en la de reparto- pero no a un filme que logró el León de Oro en la última Mostra de Venecia.

Otra área en la que los Oscar se han mostrado esquivos en esta edición es la comedia. Quemar después de leer, de Ethan y Joel Coen, podría haber optado con justicia a las estatuillas al Mejor Guión y Actor de Reparto -un genial Brad Pitt-, y lo mismo se puede decir de Escondidos en Brujas, con un Colin Farrell autoparódico y una historia muy original.

Sin embargo, una película que parecía concebida para estos premios, como Revolutionary Road, de Sam Mendes, se ha tenido que conformar con dos candidaturas técnicas y una al Mejor Actor de Reparto, para Michael Shannon.

Y si hay un apartado lleno de olvidados este año es el de las películas extranjeras, en el que no están algunos de los filmes que más han impresionado en 2008, desde Gomorra, del italiano Matteo Garrone, a Leonera, del argentino Pablo Trapero, pasando por Hace mucho que te quiero (que aunque no representaba a Francia, bien podría haber encontrado candidatura para la excelente Kristin Scott Thomas) o esa joya del cine llamada Tulpan, del kazajo Sergei Dvortsevoy, justamente reconocida por Cannes pero no descubierta en Hollywood, muchos y variados nombres que pasarán a engrosar la lista interminable de los que debieron estar y no estuvieron.

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