Cultura

De naciones y de fronteras

El teatro municipal Pedro Muñoz Seca, de El Puerto, volvió a registrar un lleno total en la noche del pasado sábado, con motivo de la representación de la obra El otro lado, del autor chileno aunque afincado en Estados Unidos Ariel Dorfman, autor también de otras obras tan conocidas como La muerte y la doncella.

La actriz Charo López era el gran reclamo de la función y desde luego no defraudó a los espectadores, aunque hay que destacar la magnífica interpretación también de Eusebio Lázaro, a la vez director de la obra, y José Luis Torrijo. Y así lo reconoció el público, que premió a los actores con un largo aplauso al final de la representación.

El otro lado narra la historia de Atom y Levana, un matrimonio mayor que vive en una tierra de nadie entre dos territorios imaginarios en guerra. Un buen día aparece en su humilde vivienda un soldado y les dice que ha llegado la paz, pero que con la modificación de la frontera entre los dos países la línea divisoria atraviesa ahora su domicilio, quedando parte de la casa en un territorio y la otra mitad en el otro.

Con un brillante texto que Eusebio Lázaro ha tenido que adaptar ligeramente para que algunos modismos sudamericanos sonaran más naturales al público español, un argumento que en la distancia corta resulta hilarante por lo absurdo de la situación (el guardia les exige un visado incluso para cocinar o ir al baño) llega a registrar momentos de una gran profundidad dramática por lo terrible de la situación de fondo, la guerra, que destroza la vida de las personas y obliga a los ciudadanos a acatar órdenes ridículas impuestas no se sabe muy bien por quién. El texto es en realidad una crítica feroz contra los nacionalismos y las fronteras, un lamento por todos los padres que han perdido a sus hijos y una bofetada hacia quienes, ajenos al dolor de los demás, continúan imponiendo sus normas le pese a quien le pese.

La veterana Charo López brilla especialmente en este montaje en algunos pasajes de su papel en los que la fuerza dramática de la trama recae sobre su personaje, una madre que ha perdido un hijo y cree que lo ha recuperado para finalmente volver a quedarse sin él.

La escenografía es sencilla pero muy efectiva gracias a la utilización de la música, por un lado, y la iluminación por otro, con momentos que resultan espectaculares como la entrada en escena del soldado (José Luis Torrijo), que incluso tiene que "destrozar" parte del escenario para entrar en la casa, lo que supondrá un giro inesperado en la vida de los protagonistas. En definitiva, una buena obra y tres actores de verdad sobre el escenario.

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