crítica

El nacimiento de una gran intérprete

Carla Román, durante el concierto del lunes en el ciclo Manuel de Falla.

Carla Román, durante el concierto del lunes en el ciclo Manuel de Falla. / lourdes de vicente

A Carla Román no solo le cabe el orgullo de haber tenido la ocasión de poder presentarse como debutante en solitario en su Cádiz natal, sino que puedo decirles, que además, ha conseguido el récord de llenar por primera vez el Teatro de la Tía Norica, dentro el Ciclo de Música Manuel de Falla, que precisamente con su actuación ha abierto su segunda temporada. No es fácil llenar un teatro un lunes de enero, fresquito, por la tarde-noche, para ver un concierto de piano, aún con la resaca navideña a cuestas. Pero a Carla Román, los Reyes Magos este año han venido a visitarla en forma de éxito artístico en su debut. Cualquiera sabe, que sus magas majestades traen regalos a los niños que se han portado bien a lo largo del año. Y está claro que Carla se ha portado más que bien, trabajando duro todo el 2018, para que su primer concierto en solitario saliera bordado.

La reacción del público en el concierto fue realmente digna de comentar, ya que tuve la sensación de que algunos no daban crédito a lo que estaban viendo y oyendo: que no era ni más ni menos que un concierto serio, bien estructurado, equilibrado y dirigido al público habitual del ciclo Manuel de Falla. Creo que es lo mejor que puedo decir de Carla: cuando el que suscribe cerraba los ojos en el concierto, oía una interpretación sólida y excelente de piano, y cuando los abría veía una niña de 10 años frente a un piano que parecía no tener secretos para ella, ni siquiera el del rinconcito donde guardaba el pañuelo para secar las manos después de cada pieza. Pero al final, ocurrió lo que pasa cuando uno asiste a un gran concierto: que la gente se pone en pie, aplauden con ganas, y dicen ¡Bravo!

Carla hizo un recorrido musical bastante amplio, desde el barroco del siglo XVII del genial Doménico Scarlatti, a los compositores de piano románticos más representativos del siglo XIX, como fueron Liszt y Chopin, concluyendo con Enrique Granados, precursor del modernismo español de los siglos XIX y XX. Un amplio espectro musical que no cualquiera es capaz de interpretar de corrido, durante la hora larga que duró el concierto de Carla.

Esta gaditana nos encandiló a todos los asistentes con su capacidad de concentración y con su actitud inocente frente al público, pero decidida ante el piano; segura de las notas que tiene memorizadas en su cabeza y de la digitación que va a efectuar. Con la candidez de una niña de 10 años, transmite autoconfianza.

Ha nacido una gran intérprete, que cuando madure físicamente, y pueda desarrollar las técnicas del piano, como el rubato, legato, stacatto, perlado… estoy seguro que llegará muy lejos. Enhorabuena a Carla y a sus padres, que me consta velan con mimo cada uno de los agigantados pasos que va dando su hija, musicalmente hablando, claro.

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