José María Cámara. Productor del musical 'Priscilla. Reina del desierto'

"Este musical es un viaje interior, un maravilloso canto a la diversidad"

  • El Teatro Falla acoge hasta el sábado cinco representaciones del que fue considerado mejor musical en España en 2015. La obra está basada en la exitosa película.

-¿Qué musical verán los gaditanos que se acerquen estos días al Teatro Falla?

-La producción es la original con la que se estrenó la obra en Londres hace ya cuatro años, literalmente la original. Y la que ha estado dos temporadas en Madrid con más de 400.000 espectadores en el Teatro Alcalá y reconocido como el mejor musical en España en los premios Broadway. El público, cuando salga a la calle, se va a encontrar con un acento familiar, el gaditano, pero cuando esté en el teatro va a creer que está en Londres.

-Se presenta la obra como un espectáculo total.

-Sí, este musical tiene un despliegue de energía, buen humor, espectacularidad, un musical en el que hay sobre el escenario cuarenta artistas en algún momento, con un vestuario que ha sido merecedor de premios. Con un despliegue escenográfico que lo distingue como uno de los musicales más espectaculares que hay ahora mismo en el planeta. La gente va a disfrutar de 500 trajes con ese despliegue de cambios, 200 pelucas, 250 pares de zapatos, lo que se traduce en una metamorfosis permanente sobre el escenario.

-Un espectáculo muy vivo entonces.

-Totalmente. De hecho, parece mentira que es más complicada la coreografía que hay detrás del escenario para alimentar esa metamorfosis permanente que se produce frente al espectador que la que hay en el escenario.

-¿Hay un gran engranaje detrás del escenario?

-Es insoportable (ríe). Para producir esta magia que se aprecia delante, detrás hay una batalla permanente de gente que intenta llegar a tiempo.

-¿Hay capacidad de sorpresa para el espectador con canciones tan conocidas en este musical?

-Sí, la hay porque, por ejemplo, todos los arreglos de las canciones las han hecho muy contemporáneas. Es un fenómeno maravilloso que tiene que ver con los arreglos y con la tecnología, y es que las canciones son absolutamente contemporáneas. A mi juicio, diría que mejora las versiones originales de una forma espectacular. Otra ventaja de este musical es que está compuesto por las canciones más bailadas de la historia, las hemos bailados todos, yo día que incluso sobrios.

-¿Que el musical nazca de una película es una ventaja para la producción, conlleva menos riesgos porque se anda sobre seguro?

-No, en este caso era muy complicado porque, tal y como lo define el director en la carta de presentación de la web, cuando le propusieron hacer el musical de la película se planteó cómo iba a llevar al escenario un viaje por el desierto australiano. Así, ha utilizado la música para reemplazar a la cámara y de un modo muy inteligente lo que hace es que utiliza las baladas como primeros planos y las canciones rápidas como si fueran planos generales. Utilizando esa dualidad, ha conseguido realmente trasladar al escenario lo que no deja de ser una road movie como es la película original. Es una viaje representado por el autobús y todos los colegas que se suben ahí, pero sobre todo al final es un viaje interior de reconocimiento a la personalidad de cada uno, a la diversidad, maravilloso canto a la diversidad.

-¿Y ese argumento tan atrevido y avanzado para 1994 tiene también importancia en el musical?

-Sí, tiene mucha importancia. De hecho, creo que el musical revela cómo la sociedad ha evolucionado en cómo percibe la pluralidad sexual y las distintas opciones en un sentido amplio, no solamente sexual, sino que redefine de un modo maravilloso y amplio el concepto familia. En el musical, muy hábilmente y de modo superdelicado, recoge cómo la sociedad ha progresado a la hora de percibir que los seres humanos son diferentes, ni mejores ni peores.

-¿Qué momento vive actualmente el musical en España, después del boom vivido hace unos años?

-Un momento de normalización. Ahora mismo, los musicales se encuentran con un público y un sector industrial entrenado y la gente ya no se anda con bromas. Exige musicales de mucho nivel y exige talento de mucho nivel. Ahora en un teatro de la Gran Vía ponen Don Juan, pues el público va a ser muy severo con ese musical. No admiten bromas. Los espectadores están ya muy educados y exigen calidad.

-Es otro reto.

-Sí, pero te puedo decir que estamos muy orgullosos de que nosotros, con los musicales que solemos hacer, competimos muy solventemente con la producción internacional. El musical que vais a ver en Cádiz te puedo asegura que lo podrías ver exactamente igual en Londres que en Nueva York. Y esa es nuestra obligación.

-Hace unos días salió una encuesta que aseguraba que sólo el 8% de los actores en España podía vivir de su trabajo. ¿También los actores de musicales?

-Los números aguantan cualquier cosa. Yo creo que los grandes profesionales viven de ello, tan holgada o tan estrechamente como en cualquier otra profesión. Es verdad que cuando hablas de actores para musicales es una especie extremadamente rara, porque aparte de ser buen actor tienes que cantar, que bailar, tienes que mantenerte en forma. Y si encima estás en gira, más vales que te cuides. Para mí, los actores que hacen musicales son la élite.

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